viernes, 29 de enero de 2010

68) Casa Camorra (2ª parte)


CASA CAMORRA (2ª PARTE)

En una entrada anterior de este blog, publicada el 14 de octubre de 2009, con el título “CASA CAMORRA”, presentábamos un importante golpe de mano llevado a cabo por tropas de la 20 División Nacional en la Cuesta de las Perdices.

En esta acción, desarrollada el 27 de agosto de 1938, los nacionales consiguieron arrebatar a los republicanos una serie de edificios frente al restaurante “Casa Camorra”. Los contraataques se sucedieron durante varios días, pero a pesar de lograr algunos éxitos parciales, los republicanos no conseguirían recuperar las posiciones perdidas.

Ya hemos señalado en diferentes momentos lo extremadamente duro y confuso que resultaba el frente en el sector de la Cuesta de las Perdices. En los combates de enero de 1937, el avance franquista había sido definitivamente frenado en este punto, en parte por la férrea resistencia republicana, en parte por el agotamiento físico y material de las columnas asaltantes.

Aparentemente, los franquistas dominaban el sector, contando para ello con el apoyo de los fuegos del Cerro del Águila y del Garabitas, pero la realidad era más compleja. En la zona existían abundantes edificaciones de las que no habían podido ser desalojados los republicanos. Esto provocaba una situación confusa e inestable. Los edificios de un lado de la carretera de La Coruña eran controlados por los unos, mientras que enfrente, a muy escasos metros, se situaban los otros.

Aquí, la tierra de nadie era una mera referencia que día a día oscilaba y se modificaba en función de pequeños golpes de mano, guerra de minas, y acciones de descubierta. Los informes del Ejército Nacional fechados en los primeros meses de 1937 lo señalan de manera reiterativa y hablan de “una línea mala y artificiosa”:

“Punto débil del sector es la Cuesta de las Perdices, con una intrincada maraña de chalets y edificaciones imposibles todas de ocupar por falta de fuerzas, e imposible de ocupar en la actualidad porque establecida la línea en el lugar en donde actualmente se encuentra, que es el mismo donde terminó la operación, hay que aceptarla con todos los inconvenientes, que no son pocos (…)

Además, las diferentes edificaciones que se extienden en esa bolsa hasta la carretera de La Coruña están tomadas por el enemigo y enlazadas por trincheras y ramales que facilitan no solo la comunicación sino la situación en ellas de fuerzas con fácil desembocadura en los ataques.”

Junto a estas observaciones, los informes señalaban el grave problema que supondría una ruptura del frente en este punto por parte del enemigo:

“La rotura de la línea por este punto, facilitaría el acceso a la retaguardia de nuestra División y a la Casa de Campo por un camino natural y fácil, cual es, el Arroyo Pozuelo”.

Estas circustancias no pasarán desapercibidas al Alto Mando republicano. Por ello, será precisamente este sector el elegido, en abril de 1937, para desencadenar una poderosa ofensiva que algunos han denominado “Operación Garabitas”. Una ofensiva de la que hablaremos en este blog, pero de la que ya adelantamos que terminó en un rotundo y sangriento fracaso del bisoño Ejército Popular de la República.

Como vemos, la Cuesta de las Perdices fue un punto especialmente convulso y agitado a lo largo de toda la guerra. Pero volvamos al golpe de mano del que hablábamos al principio, el desarrollado por tropas nacionales el 27 de agosto de 1938.

La perdida de estas posiciones no dejó indiferentes a los mandos republicanos del sector. Por el contrario, como ya hemos señalado, consideraron una necesidad de primer orden recuperarlas y para ello desencadenaron diferentes contraataques que a punto estuvieron de lograr su objetivo, pero que finalmente terminaron en fracaso.

Pocos días después, una “Instrucción Reservada” es enviada a los diferentes Jefes de Batallón que cubren este sector del frente. Aunque hay algunos datos que no coinciden con los del informe de las tropas nacionales que protagonizaron el golpe de mano del que estamos hablando, en esta "Instrucción Reservada" se hace alusión a un ataque enemigo el mismo día y en el mismo lugar, por lo que pienso que puede referirse al mismo episodio. En este documento, no sin cierto tono duro por parte del Mando republicano, podemos leer:

“ (…) Hago una exposición de opiniones particulares mías y recomiendo sean tenidas en cuenta en evitación de acontecimientos que demostrarían ineficacia de las precauciones que se toman, y transmito a Vds. Jefes de Batallones, para que no tenga éxito cualquier intento del enemigo para hacernos prisioneros o quitarnos un metro de trinchera.

El enemigo inició su táctica de golpe de mano a posiciones propias en el Sector del Centro, empezando por Carabanchel, y se sucedieron dichos intentos corriéndose hacia el ala derecha. El último, en la noche del 27 de agosto, fue sobre nuestras posiciones de la Cuesta de las Perdices, arrebatándonos la Casa de Cuba y la Casa Amarilla.

El hecho de haberlas perdido demuestra ciertos errores que no deben ocurrir en las fuerzas a mi Mando. El golpe de mano enemigo fue precedido de preparación artillera y de mortero de diez minutos de duración, ocupando seguidamente las referidas posiciones con una sección. Al cabo de cuatro horas se realizó el contraataque propio que logró desalojar al enemigo, el cual se rehizo y de nuevo ocupó Casa de Cuba y Casa Amarilla.

Hubo los errores siguientes: Primero- El contraataque propio fue realizado por una sección, al mando de un teniente, previa preparación artillera y de mortero. El error consistió en que el oficial se excedió en el cumplimiento de la orden, puesto que ocupó la posición perdida y con toda su sección se lanzó a la persecución hasta tomar una posición enemiga, no cumpliendo la orden. Debió desalojar al enemigo de las posiciones que nos arrebató y organizar su defensa; en todo caso, la persecución debió hacerla con la mitad de sus efectivos cuanto más, o sea, un pelotón, y al otro pelotón haberle dado la misión de organizarse y defenderse. Segundo- El contraataque propio se hizo cuatro horas después y sin que se comunicara con prontitud y exactitud al Mando Superior los hechos y situación. Tercero- No se hizo un empleo debido de las reservas.”

La “Instrucción Reservada” continúa señalando cual debía haber sido la correcta actuación de las tropas implicadas, recalcando claramente como tenía que haberse comportado el oficial al mando. Para ello, hace una alusión directa a ciertos artículos del “Reglamento Táctico de Infantería” y ordena:

“La presente instrucción será leída y comentada entre los Jefes de Compañías y sus Jefes de Sección cuantas veces sea necesario para llegar a un perfecto acuerdo. Se determinarán los lugares de posible infiltración enemiga, medidas a tomar en caso de un golpe de mano enemigo, fuerzas que han de realizar el contraataque, lugar de concentración de estas fuerzas en un plazo máximo de quince minutos, itinerario a seguir para recuperar cualquier posición perdida y posible persecución siempre que nuestras fuerzas nos lo permitan.”

Y termina señalando que: “el incumplimiento de una orden por un teniente de sección, por una parte, y el no atender a las prescripciones reglamentarias por otra, han motivado, en este caso concreto, el no haber podido recuperar definitivamente las posiciones perdidas.”

Advirtiendo que no se consentirán posibles errores o insubordinaciones futuras.

Como vemos, muy avanzado 1938, el Ejército Popular de la República, seguía arrastrando importantes deficiencias: descoordinación, improvisación, incumplimiento de órdenes superiores… Muchas veces, el arrojo y espíritu de sacrificio de sus soldados se veían neutralizados por una incorrecta puesta en práctica de los fundamentos básicos de la táctica y la estrategia.

Con todo, y como no podía ser de otra manera, los republicanos no renunciaron a recuperar las posiciones perdidas. Cada palmo de terreno se peleaba hasta sus últimas consecuencias, y así, en el “ABC” de Madrid, publicado el 4 de septiembre de 1938 podemos leer:

“UNA FELIZ OPERACIÓN EN LA CUESTA DE LAS PERDICES”

“(…) en las operaciones que se llevan a cabo en la Cuesta de las Perdices el enemigo sufrió ayer un serio castigo. En la madrugada última fue volada una mina, hábil y rápidamente preparada, que en cortos instantes terminó en destruir el Moto Club, de la colonia cubana, conocido por el nombre de Casa de Cuba, que los facciosos habían convertido en observatorio y depósito de material. El enemigo sufrió considerable número de bajas.

La eficaz operación nos ha permitido ocupar nuevamente posiciones que fueron nuestras, y que mejoran notablemente la situación en dicho sector.”

Ataques, contraataques, golpes de mano, voladura de minas, combates cuerpo a cuerpo, muertos, heridos, prisioneros, edificios en ruinas, explosiones, ráfagas de ametralladoras y balas perdidas y traicioneras. En los meses que duró la guerra, la Cuesta de las Perdices, en otro tiempo lugar de agradables restaurantes y merenderos, zona de colonias residenciales y “hotelitos”, se transformó en cruento campo de batalla, en un terrible escenario de guerra de trincheras que causo cientos de bajas.

La destrucción lo inundó todo: construcciones deshechas, árboles reventados por las explosiones, alambradas de espino entrelazadas con las antiguas cercas y vallas, laberínticas trincheras, profundos cráteres causados por las temidas minas, cadáveres descomponiéndose en la tierra de nadie...

Todo ello, en un sector del frente en el que las posiciones de cada bando enfrentado llegaban a estar increíblemente cerca las unas de las otras.

JAVIER M. CALVO MARTÍNEZ

Fotografía 1) Zona de chalets en la carretera de La Coruña. A un lado los unos, en frente los otros (1937).
Fotografía 2) Cuesta de las Perdices (1937).

Documentación procedente del AGMA

1 comentario:

  1. La “Casa de Cuba”, al igual que otras construcciones situadas en la Cuesta de las Perdices, fue un edifico muy disputado durante toda la guerra, cambiando de manos en diferentes ocasiones a lo largo de la misma.

    Hasta donde yo se, primero fue posición republicana, ocupada después por los nacionales durante la batalla de la carretera de La Coruña. Con la “Operación Garabitas”, en abril de 1937, un intenso pulso agitó todo el sector. Al cabo de pocas semanas, a finales de mayo de 1937, los republicanos vuelven reconquistarla, acción ésta, de la que se hacen eco los Partes Oficiales de Guerra y la prensa de la época:

    http://hemeroteca.lavanguardia.es/preview/1937/05/22/pagina-5/33132187/pdf.html
    http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1937/05/22/007.html

    Como mínimo, a finales de agosto de 1938, los nacionales la recuperan (como hemos visto en las entradas de este blog) y muy poco después, a principios de septiembre de 1938, un golpe de mano republicano consigue apoderarse de ella otra vez.

    En el “ABC” de Madrid, del 26 de mayo de 1937 (Pág. 11) aparece una fotografía de este edificio:

    http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1937/05/26/011.html

    Son muchos los edificios de la carretera de La Coruña que aparecen en los informes militares y en la prensa de la época. Algunos, como “Casa Camorra”, “Casa de Cuba” o “Sicilia-Molinero”, conservan sus nombres originales, otros muchos, son denominados en función de alguna característica que los diferencia del resto, “Casa Amarilla”, “Casa de los Arcos”, “Casa Roja”, “Casa Grande”…

    Hoy en día resulta muy complicado situar exactamente donde se encontraban estas construcciones. La mayoría desaparecieron para siempre tras la guerra, otras fueron reconstruidas, pero cambiando su nombre y aspecto. Los avatares del tiempo han modificado muchísimo toda la zona, lo que dificulta aun más la labor de localización.

    Queda su recuerdo (cada vez más difuminado) y, en algunos documentos, las referencias de su existencia. Unas referencias que nos hablan de duros combates por su control, de cómo era habitual que cambiaran de manos, y de cómo se peleaba en aquellos terribles días por hacerse con pequeños palmos de terreno.

    Viejas referencias de una Guerra que acabó devorándolo todo.

    ResponderEliminar