LAS FUERZAS DE LA DEFENSA EN EL NOROESTE DE MADRID
A medida que las tropas nacionales progresaban en su avance hacia la capital, las autoridades republicanas comenzaron a tomarse en serio la amenaza que se les venía encima. En los meses previos a la batalla de Madrid se realizaron algunas obras de fortificación en las zonas noroeste y oeste de la región encaminadas a frenar un posible ataque por este sector. Los pueblos fueron poco a poco desalojados, evacuando a sus poblaciones a lugares más seguros y el sector fue siendo ocupado por tropas de diverso tipo.
Es la etapa de las “Columnas”, que desde el comienzo de la guerra, con la descomposición del Ejército, habían proliferado por los distintos frentes. Unas estaban organizadas por el gobierno, en su mayoría bajo el mando de jefes profesionales. Otras habían sido impulsadas por las distintas organizaciones políticas, siendo ellas mismas las que ejercían el control, con o sin asesoramiento técnico. Esta situación hacía muy difícil, cuando no imposible, una correcta coordinación de esfuerzos, y era un gran obstáculo para el desarrollo de un adecuado plan de defensa. A marchas forzadas se fue intentando poner orden en el desorden que imperaba en las fuerzas de la defensa de Madrid.
Poco a poco, el Ministerio de la Guerra fue haciéndose con el control teórico de estas columnas, pero eran muchas las carencias y dificultades que impedían una articulación de fuerzas correcta y eficaz. En el mes de octubre de 1936, con las tropas de África muy cerca de Madrid, el general Pozas fue nombrado Jefe del Ejército del Centro, con mando sobre las tropas que cubrían la capital, y al atardecer del 6 de noviembre de 1936, con el enemigo en los arrabales madrileños, fue designado el general Miaja como Jefe de la Defensa de Madrid, poniéndose a sus órdenes todas las tropas y medios distribuidos entre el río Guadarrama, al oeste de Boadilla del Monte, y Vaciamadrid, en la confluencia de los ríos Jarama y Manzanares, al sudeste de la capital.
Al comienzo de la Batalla de Madrid existía una heterogénea masa de unidades y combatientes que, aunque tenían nomenclaturas oficiales (Sección, Compañía, Batallón, Batería…), se encontraban agrupados de manera arbitraria e irregular. Algunas de estas unidades eran mandadas por cuadros profesionales de jerarquía modesta y la mayor parte por jefes de milicias designados por los partidos políticos o por la Inspección General de Milicias.
Al noreste de Madrid, entre Valdemorillo y Pozuelo se estableció la Columna Barceló, posiblemente, la columna más numerosa de las que se encontraban distribuidas por el frente al comenzar la Batalla de Madrid (unos 4.000 hombres). Su Puesto de Mando se encontraba en Majadahonda y actuaba conjuntamente con la III Brigada (José María Galán), que defendía el sector de Pozuelo, y las Columnas Cavada, Enciso, Palacios y Savio, distribuidas entre Pozuelo y Puerta de Hierro.
El general Vicente Rojo, en su libro “Así fue la defensa de Madrid”, nos da una idea del caos y desorden que reinaban en las tropas madrileñas:
“Para dar una idea de la pulverización orgánica de nuestras unidades combatientes, me basta señalar este dato: cuando en el curso de los combates de los primeros días logramos conseguir información sobre las unidades de las que disponía el Tte. Coronel Barceló que con su Columna, cubría el frente de nuestra ala derecha, apoyándose en Majadahonda-Boadilla del Monte y que actuaba conjuntamente con la III Brigada Mixta y las tropas batidas de Fernández Cavada (Aravaca-Humera y Pozuelo) contra el flanco izquierdo de los atacantes, supimos que en aquella base había reunido los restos de diversas pequeñas unidades con efectivos variables entre 40 y 600 hombres. De ellas 7 eran restos de unidades de tropas regulares (Bat. de Instrucción, Guardias de Asalto, Seguridad, Guardia Civil, Aviación, Compañías de los Regimientos de la primitiva guarnición de Madrid y Campamento, y Caballería a pie); las demás eran unidades de milicias (Columna Vasca, Compañía del 5º Regimiento, Batallón Dimitrov, Batallón Pestaña, Bat. Acero, Juvenil, Campesinas, Columna Libertad, Batallón España y otros) de las cuales, aunque algunas se titulaban Batallones eran meras agrupaciones de 200 a 300 hombres, algunas sin cuadros; de dichos Batallones sólo uno disponía de 600 hombres y otro de 400. De las demás Columnas (Cavada, Enciso, Escobar, Mena…) cabe decir lo mismo.”
En líneas generales, el terreno defendido por la Columna Barceló, se vio poco afectado por las acciones del ataque directo a Madrid. En plan defensivo, la columna presionó el ala izquierda del avance franquista, pero hasta finales de noviembre, el protagonismo de la lucha se centró en el frente de la ciudad (Ciudad Universitaria, Casa de Campo, Parque del Oeste, Carabanchel, Usera…).
La cosa va a cambiar a partir del 23 de noviembre, cuando el Estado Mayor de Franco considere que la conquista de Madrid por ataque frontal no es posible. Las operaciones las trasladan entonces a su flanco izquierdo, primero al sector de Pozuelo, y después, ante la inquebrantable resistencia republicana, varios kilómetros al oeste, al sector defendido por la Columna Barceló.
Para entonces, el Estado Mayor de la Defensa de Madrid, presidido por el general Miaja, está inmerso en un vertiginoso proceso organizativo. Se trata, a marchas forzadas, de estructurar y perfeccionar el instrumento de combate con el que cuenta. El 26 de noviembre Vicente Rojo presenta un plan para transformar las columnas en unidades regulares absolutamente dependientes del Estado Mayor, asegurándose además el correcto funcionamiento de los servicios esenciales (víveres, municionamiento, sanidad…). Rojo propone “refundir las pequeñas unidades y grupos sueltos en unidades tácticas de tipo batallón”, dotándolas de eficientes órganos de Mando.
Al mismo tiempo se establece una nueva organización del frente madrileño, dividiendo éste en tres Sectores de Defensa. El oeste y noroeste de Madrid se convierte en:
Primer Sector o Ala Derecha. Al mando se encuentra el conocido como “general Kléber”. Las fuerzas en él desplegadas son: Columna Barceló, III Brigada Mixta (J. Galán), Brigada “X” (antiguas columnas Cavada, Enciso y Palacios, al mando de este último), V Brigada Mixta (F. Savio), y XI y XII Brigadas Internacionales. Éste sector llegaba desde el río Perales a la Facultad de Medicina, en la Ciudad Universitaria.
El 14 de diciembre de 1936, en plena batalla de la carretera de La Coruña, las fuerzas de este Primer Sector se estiman en unos 12.000 hombres.
Los esfuerzos organizativos del Mando republicano continúan desarrollándose de manera ininterrumpida en el transcurso de la batalla. El 31 de diciembre de 1936 el general Miaja transformó las llamadas Fuerzas de la Defensa, en el Cuerpo de Ejército de Madrid. Desde este momento, todas las unidades se organizaron en Divisiones (entre 10.000 y 15.000 hombres) y Brigadas (entre 3.000 y 4.000 hombres) reglamentarias y con un número identificativo.
El frente volvía a dividirse en Sectores, esta vez cinco, estando cada uno a cargo de una División con tres Brigadas. El Ala Derecha siguió denominándose Primer Sector, pero ahora era cubierto por la 8ª División, al mando de “Kleber”, que pronto (el 3 de enero) sería sustituido por el comandante Eduardo Cuevas. Formaban esta División las Brigadas XXXV (Nino Nanetti), y las Brigadas XXXVII y XLIV, en formación y dirigidas respectivamente por los teniente coroneles Julián Fernández Cavada y Ricardo López.
La primera de las citadas, la Brigada XXXV, era la antigua Columna Barceló, cuyo jefe había sido sustituido el 31 de diciembre de 1936 por el comunista italiano Nino Nanetti, al resultar herido el primero. Sobre este episodio se ha escrito mucho. La versión oficial señaló que el teniente coronel Barceló había resultado herido en combate, pero en el Diario de Operaciones del Estado Mayor de las Fuerzas de la Defensa (fecha 1 enero 1937) puede leerse: “En la Columna Barceló, el comandante de milicias del batallón Dimitrov, Carlos Alfonso Sanz, solicitó el relevo de dos compañías, no autorizándole el teniente coronel Barceló, por cuyo motivo marchó al puesto de Mando descompuesto, donde disparó contra el referido teniente coronel, hiriéndole en la cara…”.
Como vemos, el proceso de militarización de las milicias, con la implantación de la disciplina y la obediencia entre la tropa, no fue siempre sencillo, y muchas veces, las ordenes y disposiciones del mando, no sólo no se cumplían, sino que en ocasiones generaban reacciones de rebeldía y violenta oposición. Así se las gastaban en los orígenes de lo que acabaría siendo el Ejercito Popular de la República.
En la tercera y última fase de la batalla de la carretera de La Coruña (iniciada el 3 de enero de 1937), el Primer Sector de la Defensa, ante la potencia de las ofensivas enemigas, se encontraba cubierto por dos Divisiones de efectivos considerables: la 8ª y la 5ª.
La 8ª División (Cuevas) sólo tenía en línea a la XXXV Brigada (antigua Columna Barceló, mandada ahora por Nino Nanetti), que se situaba desde Valdemorillo a Villafranca del Castillo, ambos incluidos. Al Este de esta Brigada figuraba otra que en realidad pertenecía a la reserva: la XI Internacional (al mando de “Hans”), que se encontraba allí ocasionalmente, tras el ataque frustrado del día 29 de diciembre sobre Villanueva de la Cañada y ante la amenaza de penetración enemiga hacia la carretera de La Coruña. Las otras dos Brigadas, la XXXVII (Ferández Cavada) y la XLIV (primero al mando del teniente coronel López y después del comandante Enciso), como hemos señalado anteriormente, estaban en periodo de organización, y por tanto, a retaguardia.
En el Sector de Pozuelo se situaba la 5ª División (teniente coronel Perea), con la Brigada XXXVIII (capitán Zulueta) en Pozuelo de Alarcón, y la Brigada XXXIX (comandante Palacios) desplegada desde Humera, rodeando la línea enemiga de la Casa de Campo, hasta el Puente de San Fernando, en la orilla derecha del Manzanares.
En reserva figuraban los batallones españoles de la XII Brigada Internacional (no desplazados al frente de Guadalajara como sus camaradas extranjeros), varios escuadrones internacionales, y la V Brigada del teniente coronel Fernández Recio.
Estas son las fuerzas republicanas(a las que se irán sumando refuerzos de otros frentes) con las que tendrán que enfrentarse las tropas de la División Reforzada de Madrid, al mando del general Orgaz (de las que hablaremos en otra ocasión), en el definitivo asalto a la carretera de La Coruña, que terminará con el corte de la misma y la ocupación de una importante bolsa de terreno por parte de las tropas franquistas.
La Batalla de Madrid convenció a los máximos responsables republicanos de la necesidad de consolidar una estructura militar tradicional, convirtiendo, las indisciplinadas y desorganizadas milicias, en Brigadas Mixtas encuadradas en Divisiones, Cuerpos y Ejércitos. Pero la creación del Ejército Popular de la República no sería un proceso fácil. Algunos importantes sectores (especialmente las bases anarquistas) no aceptarían de buena gana renunciar a las conquistas revolucionarias, entre las que las milicias populares, “el pueblo en armas defensor de la Libertad y la Revolución”, constituía uno de los mayores símbolos, y una de las más importantes fuerzas con las que contaban.
Tras los combates de diciembre del 36/enero del 37, continuaran los cambios y reformas de todo tipo en el noroeste de Madrid. Una consistente línea de frente comienza a desarrollarse para oponerse a la constante amenaza enemiga. Esta línea será objeto de diferentes divisiones y remodelaciones a lo largo de la guerra, y por ella irán desfilando diversas brigadas y unidades de las que, poco a poco, iremos hablando.
Al finalizar la guerra (marzo de 1939), la zona que había sido escenario de la batalla de la carretera de La Coruña, estaba defendida por el I y II Cuerpos de Ejército:
El I Cuerpo de Ejército era mandado por el teniente coronel Luís Barceló Jover, ocupaba la zona comprendida entre Somosierra y Villanueva del Pardillo, y en él, se integraban las Divisiones: 1ª (mayor Calvo), 2ª (mayor Suárez) y 69ª (teniente coronel Gallego).
A medida que las tropas nacionales progresaban en su avance hacia la capital, las autoridades republicanas comenzaron a tomarse en serio la amenaza que se les venía encima. En los meses previos a la batalla de Madrid se realizaron algunas obras de fortificación en las zonas noroeste y oeste de la región encaminadas a frenar un posible ataque por este sector. Los pueblos fueron poco a poco desalojados, evacuando a sus poblaciones a lugares más seguros y el sector fue siendo ocupado por tropas de diverso tipo.
Es la etapa de las “Columnas”, que desde el comienzo de la guerra, con la descomposición del Ejército, habían proliferado por los distintos frentes. Unas estaban organizadas por el gobierno, en su mayoría bajo el mando de jefes profesionales. Otras habían sido impulsadas por las distintas organizaciones políticas, siendo ellas mismas las que ejercían el control, con o sin asesoramiento técnico. Esta situación hacía muy difícil, cuando no imposible, una correcta coordinación de esfuerzos, y era un gran obstáculo para el desarrollo de un adecuado plan de defensa. A marchas forzadas se fue intentando poner orden en el desorden que imperaba en las fuerzas de la defensa de Madrid.
Poco a poco, el Ministerio de la Guerra fue haciéndose con el control teórico de estas columnas, pero eran muchas las carencias y dificultades que impedían una articulación de fuerzas correcta y eficaz. En el mes de octubre de 1936, con las tropas de África muy cerca de Madrid, el general Pozas fue nombrado Jefe del Ejército del Centro, con mando sobre las tropas que cubrían la capital, y al atardecer del 6 de noviembre de 1936, con el enemigo en los arrabales madrileños, fue designado el general Miaja como Jefe de la Defensa de Madrid, poniéndose a sus órdenes todas las tropas y medios distribuidos entre el río Guadarrama, al oeste de Boadilla del Monte, y Vaciamadrid, en la confluencia de los ríos Jarama y Manzanares, al sudeste de la capital.
Al comienzo de la Batalla de Madrid existía una heterogénea masa de unidades y combatientes que, aunque tenían nomenclaturas oficiales (Sección, Compañía, Batallón, Batería…), se encontraban agrupados de manera arbitraria e irregular. Algunas de estas unidades eran mandadas por cuadros profesionales de jerarquía modesta y la mayor parte por jefes de milicias designados por los partidos políticos o por la Inspección General de Milicias.
Al noreste de Madrid, entre Valdemorillo y Pozuelo se estableció la Columna Barceló, posiblemente, la columna más numerosa de las que se encontraban distribuidas por el frente al comenzar la Batalla de Madrid (unos 4.000 hombres). Su Puesto de Mando se encontraba en Majadahonda y actuaba conjuntamente con la III Brigada (José María Galán), que defendía el sector de Pozuelo, y las Columnas Cavada, Enciso, Palacios y Savio, distribuidas entre Pozuelo y Puerta de Hierro.
El general Vicente Rojo, en su libro “Así fue la defensa de Madrid”, nos da una idea del caos y desorden que reinaban en las tropas madrileñas:
“Para dar una idea de la pulverización orgánica de nuestras unidades combatientes, me basta señalar este dato: cuando en el curso de los combates de los primeros días logramos conseguir información sobre las unidades de las que disponía el Tte. Coronel Barceló que con su Columna, cubría el frente de nuestra ala derecha, apoyándose en Majadahonda-Boadilla del Monte y que actuaba conjuntamente con la III Brigada Mixta y las tropas batidas de Fernández Cavada (Aravaca-Humera y Pozuelo) contra el flanco izquierdo de los atacantes, supimos que en aquella base había reunido los restos de diversas pequeñas unidades con efectivos variables entre 40 y 600 hombres. De ellas 7 eran restos de unidades de tropas regulares (Bat. de Instrucción, Guardias de Asalto, Seguridad, Guardia Civil, Aviación, Compañías de los Regimientos de la primitiva guarnición de Madrid y Campamento, y Caballería a pie); las demás eran unidades de milicias (Columna Vasca, Compañía del 5º Regimiento, Batallón Dimitrov, Batallón Pestaña, Bat. Acero, Juvenil, Campesinas, Columna Libertad, Batallón España y otros) de las cuales, aunque algunas se titulaban Batallones eran meras agrupaciones de 200 a 300 hombres, algunas sin cuadros; de dichos Batallones sólo uno disponía de 600 hombres y otro de 400. De las demás Columnas (Cavada, Enciso, Escobar, Mena…) cabe decir lo mismo.”
En líneas generales, el terreno defendido por la Columna Barceló, se vio poco afectado por las acciones del ataque directo a Madrid. En plan defensivo, la columna presionó el ala izquierda del avance franquista, pero hasta finales de noviembre, el protagonismo de la lucha se centró en el frente de la ciudad (Ciudad Universitaria, Casa de Campo, Parque del Oeste, Carabanchel, Usera…).
La cosa va a cambiar a partir del 23 de noviembre, cuando el Estado Mayor de Franco considere que la conquista de Madrid por ataque frontal no es posible. Las operaciones las trasladan entonces a su flanco izquierdo, primero al sector de Pozuelo, y después, ante la inquebrantable resistencia republicana, varios kilómetros al oeste, al sector defendido por la Columna Barceló.
Para entonces, el Estado Mayor de la Defensa de Madrid, presidido por el general Miaja, está inmerso en un vertiginoso proceso organizativo. Se trata, a marchas forzadas, de estructurar y perfeccionar el instrumento de combate con el que cuenta. El 26 de noviembre Vicente Rojo presenta un plan para transformar las columnas en unidades regulares absolutamente dependientes del Estado Mayor, asegurándose además el correcto funcionamiento de los servicios esenciales (víveres, municionamiento, sanidad…). Rojo propone “refundir las pequeñas unidades y grupos sueltos en unidades tácticas de tipo batallón”, dotándolas de eficientes órganos de Mando.
Al mismo tiempo se establece una nueva organización del frente madrileño, dividiendo éste en tres Sectores de Defensa. El oeste y noroeste de Madrid se convierte en:
Primer Sector o Ala Derecha. Al mando se encuentra el conocido como “general Kléber”. Las fuerzas en él desplegadas son: Columna Barceló, III Brigada Mixta (J. Galán), Brigada “X” (antiguas columnas Cavada, Enciso y Palacios, al mando de este último), V Brigada Mixta (F. Savio), y XI y XII Brigadas Internacionales. Éste sector llegaba desde el río Perales a la Facultad de Medicina, en la Ciudad Universitaria.
El 14 de diciembre de 1936, en plena batalla de la carretera de La Coruña, las fuerzas de este Primer Sector se estiman en unos 12.000 hombres.
Los esfuerzos organizativos del Mando republicano continúan desarrollándose de manera ininterrumpida en el transcurso de la batalla. El 31 de diciembre de 1936 el general Miaja transformó las llamadas Fuerzas de la Defensa, en el Cuerpo de Ejército de Madrid. Desde este momento, todas las unidades se organizaron en Divisiones (entre 10.000 y 15.000 hombres) y Brigadas (entre 3.000 y 4.000 hombres) reglamentarias y con un número identificativo.
El frente volvía a dividirse en Sectores, esta vez cinco, estando cada uno a cargo de una División con tres Brigadas. El Ala Derecha siguió denominándose Primer Sector, pero ahora era cubierto por la 8ª División, al mando de “Kleber”, que pronto (el 3 de enero) sería sustituido por el comandante Eduardo Cuevas. Formaban esta División las Brigadas XXXV (Nino Nanetti), y las Brigadas XXXVII y XLIV, en formación y dirigidas respectivamente por los teniente coroneles Julián Fernández Cavada y Ricardo López.
La primera de las citadas, la Brigada XXXV, era la antigua Columna Barceló, cuyo jefe había sido sustituido el 31 de diciembre de 1936 por el comunista italiano Nino Nanetti, al resultar herido el primero. Sobre este episodio se ha escrito mucho. La versión oficial señaló que el teniente coronel Barceló había resultado herido en combate, pero en el Diario de Operaciones del Estado Mayor de las Fuerzas de la Defensa (fecha 1 enero 1937) puede leerse: “En la Columna Barceló, el comandante de milicias del batallón Dimitrov, Carlos Alfonso Sanz, solicitó el relevo de dos compañías, no autorizándole el teniente coronel Barceló, por cuyo motivo marchó al puesto de Mando descompuesto, donde disparó contra el referido teniente coronel, hiriéndole en la cara…”.
Como vemos, el proceso de militarización de las milicias, con la implantación de la disciplina y la obediencia entre la tropa, no fue siempre sencillo, y muchas veces, las ordenes y disposiciones del mando, no sólo no se cumplían, sino que en ocasiones generaban reacciones de rebeldía y violenta oposición. Así se las gastaban en los orígenes de lo que acabaría siendo el Ejercito Popular de la República.
En la tercera y última fase de la batalla de la carretera de La Coruña (iniciada el 3 de enero de 1937), el Primer Sector de la Defensa, ante la potencia de las ofensivas enemigas, se encontraba cubierto por dos Divisiones de efectivos considerables: la 8ª y la 5ª.
La 8ª División (Cuevas) sólo tenía en línea a la XXXV Brigada (antigua Columna Barceló, mandada ahora por Nino Nanetti), que se situaba desde Valdemorillo a Villafranca del Castillo, ambos incluidos. Al Este de esta Brigada figuraba otra que en realidad pertenecía a la reserva: la XI Internacional (al mando de “Hans”), que se encontraba allí ocasionalmente, tras el ataque frustrado del día 29 de diciembre sobre Villanueva de la Cañada y ante la amenaza de penetración enemiga hacia la carretera de La Coruña. Las otras dos Brigadas, la XXXVII (Ferández Cavada) y la XLIV (primero al mando del teniente coronel López y después del comandante Enciso), como hemos señalado anteriormente, estaban en periodo de organización, y por tanto, a retaguardia.
En el Sector de Pozuelo se situaba la 5ª División (teniente coronel Perea), con la Brigada XXXVIII (capitán Zulueta) en Pozuelo de Alarcón, y la Brigada XXXIX (comandante Palacios) desplegada desde Humera, rodeando la línea enemiga de la Casa de Campo, hasta el Puente de San Fernando, en la orilla derecha del Manzanares.
En reserva figuraban los batallones españoles de la XII Brigada Internacional (no desplazados al frente de Guadalajara como sus camaradas extranjeros), varios escuadrones internacionales, y la V Brigada del teniente coronel Fernández Recio.
Estas son las fuerzas republicanas(a las que se irán sumando refuerzos de otros frentes) con las que tendrán que enfrentarse las tropas de la División Reforzada de Madrid, al mando del general Orgaz (de las que hablaremos en otra ocasión), en el definitivo asalto a la carretera de La Coruña, que terminará con el corte de la misma y la ocupación de una importante bolsa de terreno por parte de las tropas franquistas.
La Batalla de Madrid convenció a los máximos responsables republicanos de la necesidad de consolidar una estructura militar tradicional, convirtiendo, las indisciplinadas y desorganizadas milicias, en Brigadas Mixtas encuadradas en Divisiones, Cuerpos y Ejércitos. Pero la creación del Ejército Popular de la República no sería un proceso fácil. Algunos importantes sectores (especialmente las bases anarquistas) no aceptarían de buena gana renunciar a las conquistas revolucionarias, entre las que las milicias populares, “el pueblo en armas defensor de la Libertad y la Revolución”, constituía uno de los mayores símbolos, y una de las más importantes fuerzas con las que contaban.
Tras los combates de diciembre del 36/enero del 37, continuaran los cambios y reformas de todo tipo en el noroeste de Madrid. Una consistente línea de frente comienza a desarrollarse para oponerse a la constante amenaza enemiga. Esta línea será objeto de diferentes divisiones y remodelaciones a lo largo de la guerra, y por ella irán desfilando diversas brigadas y unidades de las que, poco a poco, iremos hablando.
Al finalizar la guerra (marzo de 1939), la zona que había sido escenario de la batalla de la carretera de La Coruña, estaba defendida por el I y II Cuerpos de Ejército:
El I Cuerpo de Ejército era mandado por el teniente coronel Luís Barceló Jover, ocupaba la zona comprendida entre Somosierra y Villanueva del Pardillo, y en él, se integraban las Divisiones: 1ª (mayor Calvo), 2ª (mayor Suárez) y 69ª (teniente coronel Gallego).
En julio de 1937, en la zona cubierta por el I Cuerpo de Ejército, se va a desarrollar lo más duro de la batalla de Brunete. Sin embargo, no será este Cuerpo el que desarrolle el esfuerzo principal, sino un Ejército de Maniobra, mandado por Miaja, creado con las mejores tropas de la República para desarrollar la ofensiva. Este Ejército de Maniobra estaba compuesto por dos Cuerpos de Ejército: el V, al mando de Modesto e integrado por las Divisiones 11 (Lister), 35 ("Walter") y 46 ("El Campesino"), y el XVIII, con Jurado al mando de las Divisiones 10, 15 y 34, más otras dos como reserva general, la 45 y la 69.
El II Cuerpo de Ejército se desplegaba desde Las Rozas hasta Vallecas, y estaba al mando del teniente coronel Bueno. Las Divisiones que lo conformaban eran: 8ª (mayor Ascanio), 7ª (teniente coronel Zulueta) y la 4ª (mayor Oliva). En mayo de 1937, el II Cuerpo de Ejército, ante las excesivas dimensiones que había alcanzado, se desglosó en dos, creándose así, el VI Cuerpo (coronel A. Prada Vaquero), que cubrió el frente comprendido entre Las Rozas-Navachescas (Monte del Pardo, zona Los Peñascales)-Torrelodones-Hoyo de Manzanares. Esta modificación duró poco, porque en enero de 1938, el II Cuerpo de Ejército volvió a hacerse cargo de sus antiguas posiciones.
Hoy en día, son muchas las huellas que podemos encontrar de lo que fueron las líneas de frente defendidas por estas fuerzas. Fortines, trincheras, refugios, observatorios, etc. permanecen sobre el terreno como prueba evidente de aquel pasado. En ocasiones, corroídos por el óxido, aparecen restos de munición, fragmentos de metralla y otros despojos de la guerra. Prácticamente olvidado durante décadas, este patrimonio, poco a poco, va despertando el interés de más número de gente. Lo que empezó como pequeñas iniciativas particulares, va cuajando y son cada vez más las personas que muestran una sensibilidad especial en el cuidado, estudio y recuperación de esta parte de la Historia. Las instituciones y organismos oficiales, en líneas generales, muestran una lamentable indiferencia, aunque ciertamente, comienzan a darse algunas honrosas excepciones.
Aunque históricamente no ha pasado demasiado tiempo, lo cierto es que el desconocimiento y olvido que envuelve a la guerra civil en el noroeste de Madrid resulta enorme. Se hace necesario ir desarrollando un trabajo serio y constante de investigación e interpretación, que permita entender esta parte de nuestra Historia. El tiempo corre en contra, porque los estragos causados por el paso del tiempo y el “progreso” no perdonan, destruyendo los restos a marchas forzadas. El trabajo por realizar es mucho, por eso, algunos, ya se han puesto manos a la obra.
JAVIER M. CALVO MARTÍNEZ
El II Cuerpo de Ejército se desplegaba desde Las Rozas hasta Vallecas, y estaba al mando del teniente coronel Bueno. Las Divisiones que lo conformaban eran: 8ª (mayor Ascanio), 7ª (teniente coronel Zulueta) y la 4ª (mayor Oliva). En mayo de 1937, el II Cuerpo de Ejército, ante las excesivas dimensiones que había alcanzado, se desglosó en dos, creándose así, el VI Cuerpo (coronel A. Prada Vaquero), que cubrió el frente comprendido entre Las Rozas-Navachescas (Monte del Pardo, zona Los Peñascales)-Torrelodones-Hoyo de Manzanares. Esta modificación duró poco, porque en enero de 1938, el II Cuerpo de Ejército volvió a hacerse cargo de sus antiguas posiciones.
Hoy en día, son muchas las huellas que podemos encontrar de lo que fueron las líneas de frente defendidas por estas fuerzas. Fortines, trincheras, refugios, observatorios, etc. permanecen sobre el terreno como prueba evidente de aquel pasado. En ocasiones, corroídos por el óxido, aparecen restos de munición, fragmentos de metralla y otros despojos de la guerra. Prácticamente olvidado durante décadas, este patrimonio, poco a poco, va despertando el interés de más número de gente. Lo que empezó como pequeñas iniciativas particulares, va cuajando y son cada vez más las personas que muestran una sensibilidad especial en el cuidado, estudio y recuperación de esta parte de la Historia. Las instituciones y organismos oficiales, en líneas generales, muestran una lamentable indiferencia, aunque ciertamente, comienzan a darse algunas honrosas excepciones.
Aunque históricamente no ha pasado demasiado tiempo, lo cierto es que el desconocimiento y olvido que envuelve a la guerra civil en el noroeste de Madrid resulta enorme. Se hace necesario ir desarrollando un trabajo serio y constante de investigación e interpretación, que permita entender esta parte de nuestra Historia. El tiempo corre en contra, porque los estragos causados por el paso del tiempo y el “progreso” no perdonan, destruyendo los restos a marchas forzadas. El trabajo por realizar es mucho, por eso, algunos, ya se han puesto manos a la obra.
JAVIER M. CALVO MARTÍNEZ
Fotografía: Instrucción de voluntarios en Nuevos Ministerios. Madrid, noviembre de 1936 (Archivo Fernández Larrondo).
Gran artículo,sin duda.
ResponderEliminar¿La fotografía es de Madrid capital o algun municipio del Noroeste??
Hola Chuikov.
ResponderEliminarMe alegra que te parezca interesante este artículo. La verdad es que resulta muy complicado adentrarse en el enrevesado mundo de las unidades militares republicanas en el noroeste de Madrid. Seguir la pista a los Cuerpos de Ejército, las Divisiones, Brigadas y Batallones que actuaron en este Sector, se acaba convirtiendo en una especie de sopa de letras y cifras. Aunque he intentado simplificar lo más posible, comprendo que para mucha gente estos temas sean confusos y aburridos, pero me parece importante presentar algunas referencias que permitan una perspectiva general al respecto.
En cuanto a la fotografía, está realizada en Madrid capital, en la zona de Nuevos Ministerios, y data de noviembre de 1936. Se trata de voluntarios que, tras una rápida y básica instrucción, eran enviados a las líneas de fuego. Todavía es la época de las milicias. Los que ayer eran albañiles, maestros, conductores de tranvías, etc. se preparan para defender Madrid, enfrentándose a tropas profesionales con experiencia de combate.
Un saludo y gracias.
Gracias Javi, por confirmar la existencia del Batallón Dimitroff con tu info. lo que la prensa sevillana ambién asegura el 4 de noviembre de 1936 que ya existía antes del 3 de noviembre cuando estaba en Brunete de donde tuvo que retirarse.
ResponderEliminarUn saludo. Atte.
Otras fuentes dan diciembre para la formación existencia de esta unidad.