EL 303 BRITISH
Entre los diversos tipos de munición que puede aparecer al pasear por los viejos campos de batalla, de vez en cuando aparecen cartuchos del calibre 303 Britsh.
Al igual que otros países europeos (Francia, Alemania, Rusia…), desde finales del siglo XIX, Gran Bretaña se esforzó por dotar a sus tropas de un fusil moderno que utilizara pólvora sin humo, y cuyos proyectiles fueran más pequeños, ligeros y precisos. Tras diversos experimentos, y después de desechar diferentes diseños de cartuchos, se optó por el fusil Lee Metford (nombre del primer creador) que, algo después, pasó a denominarse, en su versión mejorada, Lee Enfield (del que se diseñaron diversos modelos: fusil, mosquetón y carabina corta).
El Enfield (en sus diferentes modelos) y su munición del calibre 303 British, se convirtieron en el fusil reglamentario del ejército británico, siendo ampliamente utilizado en todas sus guerras coloniales y en los dos conflictos mundiales hasta que, en 1957, fue sustituido por el 7.62x51 Nato.
En la Guerra Civil Española, el calibre 303 British, y su “clon”, el 7,7 mm Breda italiano, fueron muy utilizados (a pesar de los problemas que presentaba el gran reborde de sus vainas) en armas automáticas pesadas, tanto en las ametralladoras de la infantería, como en las instaladas en carros y aviación de combate.
Sin embargo, el fusil Lee Enfield no parece haber sido un arma muy utilizada en nuestra guerra, al menos si lo comparamos con el masivo uso que se hizo de otros fusiles, tales como el Mauser o el Moisin. La mayor parte de las unidades que de este calibre llegaron a España fueron del modelo 1910 canadiense. En lo que se refiere al frente de Madrid, su uso suele vincularse al Ejército Popular de la República, apareciendo restos de este tipo de cartuchería en lugares en los que hubo posiciones republicanas.
Entre las vainas y cartuchos de esta munición, que hoy en día pueden encontrarse en los frentes de Madrid, abundan los que tienen el marcaje US, fabricados por los EEUU para el ejército británico, aunque también aparecen los de fabricación inglesa. El marcaje inferior, normalmente VII, hace referencia al modelo de bala. Las fechas que aparecen en el culote demuestran que la mayor parte de esta munición era excedente de la I ª Guerra Mundial.
Los proyectiles son ojivales, de plomo aleado y cobrizazos. Otro elemento que en ocasiones puede aparecer son los peines-cargador, hechos de una sola pieza metálica (normalmente acero pavonado), con capacidad para cinco cartuchos y una forma muy peculiar, con unos laterales elevados que sujetan los cartuchos como una especie de “pinza”. Estos peines soportan muy mal los efectos de la erosión y generalmente están muy deteriorados.
Algunas veces, un tranquilo paseo por las afueras de nuestros pueblos y ciudades puede ofrecer hallazgos curiosos: cartuchos ingleses, alemanes, soviéticos, francesés, etc., etc. Restos de munición empleada en una guerra en la que, como en todas las guerras, los intereses económicos de las industrias y empresas armamentísticas no entendían ni de fronteras, ni de nacionalidades para dar salida a sus producciones y excedentes, atendiendo sólo a la ideología del negocio fácil y rentable.
JAVIER M. CALVO MARTÍNEZ
JAVIER M. CALVO MARTÍNEZ
Fotografía: Cartucho, vainas, balas y fragmentos de peines de la munición 303 British, encontrados en el noroeste de Madrid (JMCM)
Las letras "VII" en el culote de la munición ordinaria del .303 se refieren al modelo de la bala, Mk 7. Es una bala de núcleo compuesto: la parte de la ojiva es aluminio, y la parte posterior plomo. Esto se traduce en que la bala se desestabiliza al encontrar un medio más denso que el aire, y tiende a voltear en su trayectoria, causando más daño. Fue la respuesta inglesa a la prohibición de la bala Dum-Dum que ellos mismos idearon en el arsenal de dicho nombre, en la India, donde notaron que la bala normal podía atravesar al atacante enemigo pero no era capaz muchas veces de detenerlo. Las balas expansivas, con envuelta dura que no cubre el núcleo o con incisiones en la envuelta, fueron prohibidas -para uso militar- en el convenio de La Haya en julio de 1899.
ResponderEliminarDurante la 1ª Guerra Mundial se fabricaron balas MK7 con la parte anterior del núcleo hecha de papel prensado u otros materiales, en vez de aluminio. Esto significaba un enorme ahorro de costes, y, después de todo, lo importante era que el centro de gravedad de la bala estuviera retrasado.
Los italianos sólo emplearon el cartucho de 7'7 x 56R Breda en ametralladoras Breda-Safat de avión. Este cartucho siguió fabricándose en España, para el material italiano, hasta los años 60 del siglo XX. También se cargaron en España versiones para caza mayor con bala expansiva.