martes, 17 de diciembre de 2024

176) EXTRAÑA COSECHA EN MAJADAHONDA


Ayer, paseando por los campos que se extienden en torno a la carretera M-851, en el término municipal de Majadahonda, me topé con esta granada de mortero Valero de 50 mm sin explosionar, seguramente, desenterrada en algún momento por los tractores que preparan estas tierras para el cultivo de cereal.

Este tipo de hallazgos son siempre llamativos, pero no resultan del todo extraños si tenemos en cuenta que estamos hablando de una zona que, durante la guerra, era primera línea de fuego, y en la que las posiciones de unos y otros estaban separadas por unos pocos cientos de metros.

El hallazgo fue notificado a la Policía Local y Guardia Civil para que procediesen a su retirada y/o detonación controlada.

lunes, 9 de diciembre de 2024

175) LUZ EN LAS SOMBRAS



Durante los trabajos arqueológicos realizados en el Elemento de Resistencia situado en el kilómetro 33 de la M-600, en el término municipal de Brunete, al excavar en el pozo anexo a uno de los tres nidos cruciformes que componen esta posición, localizamos, a unos 2,5 m de profundidad, el depósito superior de una lámpara de carburo.

No se trata de un hallazgo excepcional, desde luego, pero si muy interesante para conocer, al menos en parte, uno de los sistemas de iluminación empleados por los constructores y defensores de esta posición, cuya misión era proteger la carretera sobre la que se asienta para, en caso de ruptura del frente, evitar que el enemigo pudiera progresar por ella.

Téngase en cuenta que los tres nidos cruciformes que se ven en superficie no eran más que una parte del dispositivo de esta posición, en la que la mayor parte de sus elementos eran subterráneos (pozos de acceso, abrigos, depósitos, botiquín y galerías de comunicación), en algunos casos, con una profundidad de hasta 4 m.


El Elemento de Resistencia del km. 33 de la M-600 contaba con un sistema subterráneo de galerías que comunicaba los nidos entre sí y daba acceso a otros elementos, como refugio, polvorín, depósitos o botiquín (Fotografía aérea Francisco Pino)

En esta realidad cavernosa y oscura situada muy cerca de la primera línea de fuego, donde la iluminación eléctrica se hacía imposible o muy difícil, las lámparas de carburo se mostraban como un sistema sencillo, económico y eficaz, tal y como ya llevaba comprobándose en la minería desde principios del siglo XX.

Según podemos leer en la muy interesante web del Archivo Histórico Minero (cuya visita recomendamos), estas lámparas están formadas por dos depósitos enroscados: el superior (que es el que hemos encontrado) lleno de agua y el inferior de carburo. Ambos depósitos se comunican por una válvula reguladora del goteo o “llave de agua” que pone en contacto ambos elementos, formando así el gas acetileno. Por el llamado “conducto de acetileno” el gas llega a un mechero regulador de flujo que lo transporta al exterior, donde, una vez encendido, producirá una llama blanca y brillante que es la que ilumina. La lampara contaba además con un tapón para el cierre del orificio de llenado de agua, un asa para facilitar su transporte y un gancho para poder ser colgada.


Funcionamiento y elementos de una lámpara de carburo similar a la del depósito recuperado en la posición del km. 33 de la M-600, en Brunete (dibujo procedente de la web del Archivo Histórico Minero)

Interior de una lámpara de carburo de un modelo similar al del depósito encontrado en la posición del Km. 33 de la M-600, en Brunete (fotografía procedente de la web del Archivo Histórico Minero)

La lámpara de carburo, también llamada lámpara de acetileno o carburero, fue inventada en 1897 por el ingeniero francés afincado en Barcelona Enrique Alexandre y Gracián, y patentada en 1899. Parece que la primera utilización práctica de este sistema de iluminación fue en minas del País Vasco, donde pronto surgirían también algunas de las principales empresas fabricantes.   

El nuevo invento se extendió rápidamente por todas las minas excepto aquellas en las que las concentraciones de gases como el grisú podían generar atmósferas explosivas. Pero, más allá de la minería, o de otras actividades similares como la espeleología o la pocería, estas lámparas triunfaron también en el ámbito doméstico, algo lógico si pensamos que, en aquella época, la mayoría de las poblaciones no contaban con ningún tipo de alumbrado eléctrico, o su uso estaba todavía muy acotado, lo que motivo la aparición de múltiples modelos de lámpara, faroles y candiles adaptados a las múltiples necesidades cotidianas.

El depósito encontrado en las fortificaciones de Brunete corresponde a uno de los modelos más empleados en aquella época en la minería, lo cual no resulta extraño si pensamos en cómo era el sistema de galerías y abrigos en caverna que componían el sistema subterráneo de esta posición. Un sistema que, en caso de necesidad, permitía a los soldados de su guarnición desplazarse de un punto a otro sin necesidad de salir a la superficie, permaneciendo bajo la protección de los abrigos y refugios si se producía un bombardeo, todo ello alumbrados con las pequeñas pero intensas y brillantes luces blancas que producían las lámparas de carburo.


JAVIER M. CALVO MARTÍNEZ 


Enlace recomendado: web del Archivo Histórico Minero

miércoles, 4 de diciembre de 2024

174) FUEGO DE MORTERO


Como es lógico, al excavar en una posición de primera línea aparece material bélico, especialmente balas, vainas, cartuchos y metralla. También restos de granadas de mortero, un arma característica de la guerra de trincheras, ya que la curvatura de su tiro permitía batir eficazmente zonas desenfiladas a las armas de tiro tenso, así como disparar por encima de obstáculos, todo ello permaneciendo a cubierto de la vista del enemigo y de sus fuegos rasantes.

Algunos de los restos de granadas de mortero Valero 50 mm recuperadas

Todos los restos de granadas de mortero recuperados hasta el momento en esta actuación arqueológica en la posición republicana de La Pasada, en Villanueva de la Cañada, corresponden a los calibres 50 mm y 81 mm del modelo Valero. Siguiendo los datos ofrecidos en la magnífica web amonio.es, de imprescindible consulta para todo lo que tenga que ver con armamento de la Guerra Civil:

El “Mortero Ligero de Infantería y Caballería Valero de 50 mm” se declaró reglamentario en el Ejército Español en 1932. La granada tenía una carga explosiva de 125 gramos de trilita y su alcance máximo rondaba los 1.000 m, con un radio de acción de unos 50 m.

Por su parte, el denominado "Modelo de Acompañamiento de 81 mm para infantería, modelo 1933", fue declarado reglamentario en el Ejército Español en 1933. Su granada iba cargada con 550 gramos de trilita comprimida, con un alcance máximo en torno a los 2.200 m y un radio de acción entre los 85 y los 100 m.

Otras entradas sobre morteros en este blog: 

HALLAZGOS (Mayo 2021)

GRANADAS DE MORTERO VALERO EN NAVALCARBÓN (Diciembre 2017)

A MORTERAZO LIMPIO (Julio 2010) 


Javier M. Calvo Martínez

(Fotografía que encabeza el texto: cola de granada de mortero Valero 81 mm recuperada en la actuación arqueológica de Villanueva de la Cañada)

domingo, 1 de diciembre de 2024

173) LO QUE LA TIERRA OCULTA

 

En ocasiones, se tiene constancia de la existencia de restos arqueológicos en un lugar concreto porque estos, de una manera u otra, afloran en el terreno.  Otras veces, en el suelo no se manifiesta ninguna señal evidente, pero se sabe que hay un yacimiento porque está catalogado histórica y/o arqueológicamente, aunque puede que se desconozca la entidad y extensión que tiene. Y, otras muchas, no se tiene la menor idea de lo que puede haber bajo tierra.

Las prospecciones, sondeos y peritaciones arqueológicas permiten documentar oficialmente estos lugares, obteniendo información que será muy útil de cara a cualquier tipo de actuación futura (urbanismo, infraestructuras, musealización, etc.), descubriendo nuevos elementos que permanecían ocultos en el subsuelo y ampliando el conocimiento que se tiene del yacimiento.


Estas dos fotografías corresponden a un mismo lugar. En la primera, las capas de tierra y vegetación impiden conocer qué tipo de restos pueden existir enterrados. En la segunda, tras desbrozar y excavar manualmente, van apareciendo unas estructuras circulares de ladrillo que, tras varios días de trabajo, resultarán ser pozos de tirador de un puesto de escuadra.


Javier M. Calvo Martínez

Villanueva de la Cañada, posiciones republicanas de primera línea (octubre 2024)