Cuando uno prospecta o realiza
excavaciones arqueológicas en campos de batalla o posiciones de la Guerra
Civil, entre los objetos que espera poder localizar, y que normalmente
aparecen, se encuentran restos de material bélico (especialmente metralla y cartuchería)
y objetos relacionados con la vida cotidiana de los soldados (latas, hebillas, tinteros,
etc.). Objetos de metal, vidrio o cristal que pueden soportar relativamente
bien el paso del tiempo. Lo que resulta más extraño, por simples cuestiones de
conservación, es que, junto a este tipo de objetos, aparezcan materiales
altamente perecederos, como es el caso del papel.
En las excavaciones arqueológicas
realizadas en la Dehesa de Navalcarbón hemos tenido un hallazgo especialmente
llamativo. Se trata de los restos de un periódico que apareció enterrado,
envolviendo una gran cantidad de munición
(cartuchos, vainas y peines) de diferentes modelos y calibres. Lógicamente,
este papel se encuentra muy afectado por la erosión, y solo han podido
recuperarse pequeños pedazos del mismo (algunos sueltos y otros adheridos a
vainas y cartuchos), pero conserva texto impreso, aunque tan fragmentado que
resulta imposible interpretarlo en su conjunto.
Restos de munición envuelta en papel de periódico hallada en la Dehesa de Navalcarbón.
Todo apunta a que el periódico al
que pertenecieron los pedazos recuperados
fue empleado como envoltorio improvisado para recoger restos de munición
de las trincheras y fortines de Navalcarbón. Esto podría haberse debido a la
obligación que, durante la guerra, tenían las unidades desplegadas en el frente de recuperar el mayor número posible de vainas vacías, las cuales, se enviaban
a las fábricas de armamento de la retaguardia para ser recargadas. También
podría ser consecuencia de la intensa actividad chatarrera desarrollada en la
inmediata posguerra, en la que cientos de personas (hombres, mujeres, niños y
ancianos) intentaban complementar las precarias economías familiares vendiendo
como chatarra el material bélico que recolectaban en las abandonadas posiciones
del frente.
Papel de periódico adherido a restos de munición.
Nosotros nos decantamos más por
esta última opción, ya que el periódico envolvía tanto munición consumida como
cartuchos completos, lo que descartaría la hipótesis del reciclaje de vainas
por parte de los soldados. Más bien, parece que alguien, recién terminada la
guerra, estuvo recorriendo las trincheras y fortines de Navalcarbón recogiendo
restos de cartuchería, ayudándose para ello de un periódico que, seguramente,
encontró entre los muchos objetos y materiales que dejaron abandonados los
soldados republicanos tras la rendición. Por algún motivo, esta persona decidió
ocultar este cargamento enterrándolo junto a una de las estructuras que hemos
excavado, seguramente, con la intención de volver en algún momento a recogerlo,
pero que, bien por olvido o bien por imposibilidad, no lo hizo.
Todo esto no es más que una hipótesis,
pues nunca sabremos cual es la explicación exacta para interpretar
correctamente este curioso hallazgo. Lo único que sí está claro es que este
periódico se empleó para envolver una gran cantidad de munición (más de 200
restos entre vainas, peines y cartuchos). Parece claro también que dicho
periódico data de la etapa bélica, pues, aunque los fragmentos que se conservan
son escasos y se encuentran muy dañados por el paso del tiempo, la tipografía
es la propia de la época, y, entre las palabras que pueden entenderse o
interpretarse aparecen vocablos como:
[Juven]tudes Libert[arias]; trostkis[mo]; (…) bajo el fuego de (…); de la guerr[a];
armame[nto]; [p]iloto; [e]xtranjer[o]; (…)
por los soldado[s]; [ju]ventud españ[ola]; Espa[ña]; sindicato.
Detalle de algunos de los pedazos de periódico hallados en la Dehesa de Navalcarbón.
Algunos de los restos de munición en los que han quedado adheridos papel de periódico.
Tampoco parece fácil que
lleguemos a saber de qué publicación
concreta se trata, pero por el contexto en el que ha aparecido y las palabras
que somos capaces de entender e interpretar, bien podría tratarse de uno de los
muchos periódicos editados por las diferentes unidades militares durante la
contienda. Este tipo de periódicos, denominados prensa del frente o prensa de
trincheras, fue un fenómeno increíblemente extendido y generalizado en el
Ejército Popular de la República. Por ejemplo, en junio de 1937, se editaban ya
más de 130 publicaciones militares entre las diferentes brigadas y divisiones,
y, para noviembre de ese mismo año, en cada brigada mixta circulaban
mensualmente casi 12.000 ejemplares de periódicos.
La prensa militar editada por el
Ejército Popular de la República durante la guerra puede dividirse en tres
tipos: el periódico o revista de la unidad, el boletín con noticias recogidas
de la prensa internacional y la hoja de propaganda política.
Especialmente llamativo resulta el esfuerzo editorial volcado en los periódicos
y revistas de las diferentes unidades, pues, como mínimo, se editaba una
publicación diferente por cada Cuerpo de Ejército (unos 20.000 hombres),
División (en torno a 10.000 hombres) y Brigada Mixta (entre 3.000 y 4.000
hombres), llegándose al caso de encontrar numeroso periódicos editados, incluso, a nivel de batallón (entre 500 y 800
hombres).
Soldados republicanos leyendo la prensa. Frente de Madird (PARES. Archivo Rojo)
Llamativo es también la calidad y
nivel profesional que tenían muchas de estas publicaciones, generalmente, bien
maquetadas, con textos correctamente redactados, ilustraciones, e incluso, en
algunos casos, fotografías. Lógicamente, la escasez de materiales básicos para
la producción de periódicos (como es el caso de la tinta y, sobre todo, del
papel), en la etapa final de la guerra, dificultó o imposibilitó mantener ese
nivel de edición y producción, aunque siguieron apareciendo impresiones más
modestas y con menos hojas.
En diferentes archivos hemos
tenido ocasión de consultar algunas de las publicaciones editadas por las
diferentes unidades republicanas que, a lo largo de la guerra, estuvieron
desplegadas en el frente de Las Rozas. En ellas, se combinan informaciones generales de tipo político (arengas
y exhortaciones), con teoría militar (instrucción, armamento, fortificación,
sanidad, táctica, combate…) y cultura (poesía, historia, arte, conocimientos
básicos...). Abundan, sobre todo, los temas específicos de las unidades que editaban los
periódicos (muchas veces, con la participación directa de los propios
reclutas), y no faltaban secciones más ligeras y amenas, como chistes,
artículos de humor o consejos prácticos para el día a día de los soldados.
En lo que respecta a la Dehesa de
Navalcarbón, las fortificaciones en las que hemos realizado la actuación arqueológica
comenzaron a construirse a finales de
1938, momento en el que el sector de Las Rozas estaba cubierto por la 111ª
Brigada Mixta, la cual, editaba el periódico titulado “Labor”. Esta brigada formaba parte de la 8ª División, que editaba
dos periódicos, “Ejército Regular” y “Más”. La 8ª División estaba integrada
en el II Cuerpo de Ejército, cuyo órgano de expresión era el periódico “Victoria”.
Si a todas estas publicaciones de
tipo militar, sumamos la prensa ordinaria y la que publicaban las diferentes
organizaciones políticas (partidos y sindicatos), y que, en buena medida,
también llegaban a los combatientes del frente a través de las bibliotecas y
los denominados Hogares del Soldado y
Rincones de la Cultura (habituales en
los acantonamientos y lugares de descanso de las unidades), podemos hacernos
una idea de la enorme importancia que en el Ejército Popular de la República se
concedió a la prensa escrita, convirtiendo este fenómeno en una de sus
características más peculiares.
Combatientes republicanos leyendo la PRENSA. Frente de Madrid (PARES. Archivo Rojo)
Los fines y objetivos principales
que se perseguía con este afán editorial parecen claros: influir en la moral y
la disposición de los soldados para mantener la movilización, el espíritu de lucha
y el esfuerzo bélico. Todo ello, como no podría ser de otra manera, tenía que estar íntimamente relacionado con una
intensa labor de alfabetización y constantes campañas de fomento de la lectura,
que fueron otras de las características más llamativas y significativas del
Ejército Popular de la República.
Rotativas, ríos de tinta y
toneladas de papel volcados en la propaganda política y la lucha por alcanzar
la victoria.
(Excavación de fortines en la Dehesa de Navalcarbón, Las Rozas de Madrid, noviembre de 2017. Plan Regional de Fortificaciones de la Guerra Civil de la Comunidad de Madrid).
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