lunes, 22 de enero de 2018

158) Higiene personal


HIGIENE PERSONAL

Una de las características propia de la guerra de trincheras fue la escasez de higiene, cuando no la total ausencia de la misma, entre las tropas que guarnecían las posiciones que conformaban la línea de frente.

A pesar de los esfuerzos desarrollados por los mandos militares para reducir en lo posible este problema, lo cierto fue que resultaba muy complicado mantener unas adecuadas y periódicas prácticas higiénicas cuando cientos de combatientes  malvivían durante semanas en el fondo de las trincheras y pernoctaban hacinados en insalubres chabolas y abrigos subterráneos.

Cartel republicano para intentar concienciar a los soldados de la importancia de la higiene

Algunos de los hábitos básicos de aseo personal, como lavarse, peinarse o afeitarse, ante la limitación de agua, la escasez de jabón (que se convirtió, especialmente en la zona republicana, en un producto de lujo tanto en el frente como en la retaguardia) y la general ausencia de instalaciones adecuadas, se redujeron a su mínima expresión; otros, como mudarse de ropa o hacer la colada, simplemente resultaban imposibles mientras se permaneciese en la línea de fuego.

La cosa debía de ser algo mejor en las posiciones de segunda línea, como era el caso de la Dehesa de Navalcarbón, en donde la relativa lejanía del enemigo permitía un día a día más relajado y unas condiciones de vida más llevaderas a las que había que soportar en la primera línea. En cualquier caso, las oportunidades para disfrutar de un correcto lavado y de una muda limpia, prácticamente se reducían a los periodos en los que las unidades desplegadas en la línea de frente eran relevadas y trasladadas a sus acantonamientos de retaguardia.

Miliciano de la Columna Durruti peinándose frente a un espejo en el frente de Madrid (PARES. Archivo Rojo)

Mientras ese momento llegaba, los soldados de uno y otro ejército soportaban los peligros y tensiones propios del frente entre la suciedad y la falta de higiene generalizada, con las lógicas consecuencias que todo ello suponía: parásitos, enfermedades, molestias e incomodidades…

Entre los materiales recuperados en las excavaciones arqueológicas realizadas en la Dehesa de Navalcarbón hemos encontrado algunos directamente relacionados con la higiene y el aseo personal. Humildes objetos de la vida cotidiana con los que los soldados intentaban mantener unos mínimos de limpieza y apariencia en medio del infierno de la guerra.

Peines para cabello recuperados en la Dehesa de Navalcarbón.

Tubo de pasta dentífrica recuperado en la Dehesa de Navalcarbón.

Un peine de baquelita para cabello marca “Victory”, muy popular en la época y que creemos desaparecida en la actualidad.

Un fragmento de otro peine, también de baquelita, marca “Hércules-Kamm”, marca muy prestigiosa en las décadas de los años 20 y 30 del siglo pasado.

Un tubo de pasta dentífrica producida por unos laboratorios con sede en Barcelona y que, como curiosidad, en una de sus caras aparece escrita la forma en la que debe ser utilizada, lo que reflejaría  el desconocimiento o poca costumbre que amplias capas de la sociedad tenían de la práctica de lavarse los dientes en aquella época.

Fotografía del encabezado: Soldados republicanos aseándose en una fuente. Frente de Madrid. (PARES. Archivo Rojo).


(Excavación de fortines en la Dehesa de Navalcarbón. Las Rozas de Madrid, noviembre de 2017. Plan Regional de Fortificaciones de la Guerra Civil de la Comunidad de Madrid)

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