En fechas recientes, la Dirección
General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid (DGP) ha hecho pública su
decisión de desarrollar un Plan Regional para la rehabilitación, promoción y
musealización de las fortificaciones de la Guerra Civil existentes en la
región (pinchar aquí para ver noticia). Entre los primeros lugares en los que se va a actuar se encuentra Las
Rozas de Madrid, en donde, de manera inminente, se va a realizar una importante
actuación arqueológica en la Dehesa de Navalcarbón, lugar de especial
relevancia en lo que se refiere a arquitectura defensiva por el gran número de
restos que se conservan y en el que historia y naturaleza se combinan de manera
equilibrada y armónica.
Desde Frente de Batalla, que a
través de diversas labores de estudio y
catalogación, así como de numerosas actividades divulgativas (rutas,
publicaciones, conferencias, etc.), llevamos muchos años intentando hacer ver
la importancia que tiene este singular patrimonio, el plan de la DGP nos parece
una buena noticia que, además de suponer un cambio muy significativo respecto a
la consideración que, hasta tiempos recientes y en líneas generales, han
recibido estos vestigios históricos, supone también un claro reconocimiento a
la relevancia y al enorme potencial que tienen las fortificaciones existentes
en Las Rozas de Madrid.
Algunas de las fortificaciones que se conservan en la Dehesa de Navalcarbón.
Por todo ello, nos parece un
momento oportuno para hacer memoria y recordar algunas de las principales
actuaciones de tipo arqueológico e historiográfico llevadas a cabo en el
municipio en los últimos años, y que, poco a poco, han contribuido al
conocimiento, estudio, preservación y divulgación de la arquitectura militar de
la Guerra Civil.
Pero primero, situemos en su
contexto histórico las fortificaciones que se conservan en el municipio roceño.
CONTEXTO HISTÓRICO DE LAS
FORTIFICACIONES EXISTENTES EN LAS ROZAS DE MADRID
A principios de 1937, durante la
fase final de la batalla de la carretera de La Coruña, el municipio de Las
Rozas de Madrid se convirtió en un cruento campo de batalla que obligó a la
evacuación de toda su población. Los vecinos pasarían el resto de la guerra
como desplazados y refugiados en pueblos alejados de las zonas de combate,
tales como Torrelodones y, sobre todo, Hoyo de Manzanares. El 4 de enero, tras
intensa lucha, las tropas de Franco ocupaban la población y se establecían en
plan defensivo, siendo capaces de resistir los duros contraataques republicanos
que se desarrollaron hasta mediados de ese mismo mes. Como consecuencia de esta
batalla quedó perfilada una línea de frente en la que el caserío de Las Rozas
se convirtió en primerísima línea de fuego. La estabilización de ese frente dio
paso a una guerra de trincheras que se alargaría hasta el final de la
contienda, y en la que ambos ejércitos seguirían protagonizando pequeñas
acciones de combate (golpes de mano, guerra de minas, operaciones locales…) y
continuas labores de fortificación encaminadas a mejorar y consolidar sus
respectivas posiciones. Los trabajos de fortificación
alcanzarían su máxima expresión a partir de mediados de 1938, momento en el que
las comandancias de ingenieros desarrollaron sistemas defensivos meticulosamente
estudiados y planificados. A este periodo pertenecen la práctica totalidad de
las fortificaciones que se conservan en
Las Rozas.
Tras la guerra, comenzaron las labores de reconstrucción del pueblo,
llevadas a cabo principalmente por el organismo denominado Regiones Devastadas.
En los primeros años de posguerra, las numerosas fortificaciones y demás obras
defensivas sufrieron una intensa actividad chatarrera encaminada a recuperar
todos los elementos metálicos de sus estructuras, lo que supuso la destrucción
parcial de muchas de estas construcciones. Durante décadas, estas fortificaciones
quedaron a merced del paso del tiempo y del olvido.
Aspecto que ofrecían las calles de Las Rozas de Madrid al finalizar la guerra.
TRABAJOS ARQUEOLÓGICOS
Se tardaría mucho tiempo en comenzar a ver estas construcciones como vestigios históricos que debían ser conservados. La falta de medidas de protección supuso, hasta tiempos muy recientes, la desaparición de numerosos restos, especialmente, como consecuencia de la intensa actividad urbanística desarrollada en los últimos años. En este sentido, resulta significativo que el Plan General de Ordenación Urbana de Las Rozas, vigente desde el año 1994, no incluyese un Catálogo de Bienes Protegidos; también, el hecho de que en los trabajos arqueológicos de prospección que puntualmente se desarrollaban en el municipio, las fortificaciones de la Guerra Civil nunca fueran tenidas en cuenta, lo que impedía que éstas pudieran ser inventariadas e incluidas en la Carta Arqueológica de la Comunidad de Madrid, posibilitando de esa manera su destrucción. La Marazuela, El Montecillo, El Cantizal, El Lazarejo, Rozas Village, Parque Empresarial… son algunos de los nombres que componen la larga lista de lugares en los que las actuaciones urbanísticas y de infraestructuras de los últimos años se han llevado por delante un gran número de fortificaciones de la Guerra Civil en el municipio roceño.
Serían primero unas pocas
personas a título personal y, algo después, asociaciones de tipo cultural, las
que iniciasen una ardua y, muchas veces, frustrante labor de catalogación,
estudio y reivindicación de la importancia histórica de estas construcciones
que, de manera reiterada, seguían desapareciendo al compás de la intensa
actividad urbanística y de la apatía que acostumbraban a mantener las
administraciones con competencias en la materia.
Miembros del Grupo de Estudios del Frente de Madrid (GEFREMA) visitando las fortificaciones del Arroyo de La Retorna, en Las Rozas de Madrid (enero de 2009)
Visita de GEFREMA a las fortificaciones del Arroyo de La Puentecilla, en Las Rozas de Madrid (enero de 2010)
Habría que esperar hasta el 2006
para que en Las Rozas de Madrid se realizasen las primeras peritaciones
arqueológicas de carácter oficial que documentasen este tipo de vestigios. En
abril de aquél año se elaboraba el Anteproyecto
de cierre de la M-50 (El Pardo), que contaba con una prospección
arqueo-paleontológica en la que, aunque de una manera muy superficial e
incompleta, figuraban por primera vez algunos de los fortines y trincheras que
se conservan en el municipio. En octubre
de ese mismo año, el arqueólogo David Urquiaga Cela dirigía el informe titulado
Prospecciones
en las zonas afectadas por la revisión-adaptación del PGOU del término municipal
de Las Rozas (Madrid), en donde las fortificaciones de la Guerra Civil
tenían ya una destacada presencia. Ambos trabajos fueron presentados en las IV
Jornadas de Patrimonio Arqueológico de la CAM, que se celebraron en noviembre
de 2007 en el Museo Arqueológico Regional de Alcalá de Henares.
Actas de las IV Jornadas de Patrimonio Arqueológico en la CAM (2007) en las que se recogían las prospecciones realizadas en Las Rozas que incluían, por primera vez, algunos de los restos de fortificaciones existentes en el municipio.
Con anterioridad a estas
actuaciones oficiales, Javier M. Calvo Martínez, historiador, vecino de Las
Rozas y miembro del Grupo de Estudios del Frente de Madrid (GEFREMA), ante la
sistemática destrucción que venía sufriendo el patrimonio vinculado a la Guerra
Civil, había comenzado a realizar una catalogación lo más completa posible de los
restos que se conservaban en el municipio. Este trabajo de catalogación se
basaba en un exhaustivo trabajo de campo y en un profundo estudio documental en
los fondos de diversos archivos históricos. Desde el año 2008, parte de los
resultados de estas investigaciones comenzaron a ser publicadas en el blog
Frente de Batalla, y en 2012 quedaba finalizado el Inventario de restos del frente de Las Rozas de Madrid, trabajo
respaldado por GEFREMA con el
propósito de contribuir al estudio, preservación y puesta en valor del patrimonio
de la Guerra Civil, que se puso a disposición de la DGP y del Ayuntamiento de
Las Rozas de Madrid a través de su Concejalía de Cultura.
Portada del Inventario de restos del frente de Las Rozas de Madrid, elaborado por Javier M. Calvo Martínez.
Este inventario fue
presentado en noviembre de 2012 en la Escuela Superior de Hostelería y Turismo,
dentro de las Primeras Jornadas sobre la Guerra Civil en Madrid organizadas por
GEFREMA, y, en noviembre de 2013, se hizo lo propio en las Primeras Jornadas de
Patrimonio de Pinto. Lamentablemente, y a pesar de los reiterados ofrecimientos
realizados, no fue posible hacer una presentación en Las Rozas, lo que habría
servido para dar a conocer a los vecinos los resultados de este trabajo y la
importancia, tanto cuantitativa como cualitativa, del patrimonio vinculado a la
Guerra Civil que se conserva en el municipio.
Presentación del inventario en las Iª Jornadas sobre la Guerra Civil organizadas por GEFREMA (2012).
Presentación del inventario en las Iª Jornadas de Patrimonio de Pinto (2013.)
En los primeros meses de 2013
entraba en vigor la Ley 3/2013 de Patrimonio Histórico de la Comunidad de
Madrid. Esta ley, muy criticada y cuestionada, y que con toda seguridad tendrá
que ser revisada y modificada en algunos de sus aspectos, incluía por primera
vez las fortificaciones de la Guerra Civil como elementos patrimoniales a
proteger. La misma ley, obligaba a los ayuntamientos a completar o formar sus
catálogos de bienes y espacios protegidos en el plazo máximo de un año. Pocos
meses después, la Concejalía de Urbanismo atendía este requerimiento,
convirtiéndose Las Rozas de Madrid en uno de los primeros (y, hasta la fecha,
de los pocos) municipios en realizar su correspondiente catálogo.
Siguiendo las directrices
exigidas por la DGP, el 12 de diciembre de 2014 se entregaba el correspondiente
Proyecto de Actuaciones
Arqueo-paleontológicas, Catálogo Geográfico de Bienes Inmuebles del Patrimonio
Histórico de Las Rozas de Madrid. La dirección de los trabajos
arqueológicos correspondió a David
Urquiaga Cela y, para todo lo referente a arquitectura defensiva, se contó con
el asesoramiento y la colaboración de Javier M. Calvo Martínez, que se
incorporó al equipo técnico por la importancia del patrimonio vinculado a la
Guerra Civil que existía en el municipio. En abril de 2015 se finalizaba el
catálogo que, en lo referente a vestigios bélicos, recogía casi 70 fortines (69
para ser exactos, a los que habrá que sumar los existentes en algunas fincas
privadas en las que todavía no ha sido posible acceder para realizar las
labores de inventariado), restos de 14 refugios, cientos de metros de
trincheras y algunas pistas y caminos militares. Este trabajo fue presentado en
la jornada Fortificaciones del siglo XX.
Investigación, conservación y puesta en valor de la arquitectura defensiva de
la Guerra Civil, organizada por la DGP en junio de 2016 y cuyas ponencias
serán publicadas próximamente.
Ponencia sobre los restos de la Guerra Civil en el Catálogo de bienes y espacios protegidos de Las Rozas de Madrid, dentro de la Jornada Fortificaciones del siglo XX organizada por la DGP en junio de 2016.
Todos los vestigios de la Guerra
Civil inventariados en el Catálogo de
Bienes y espacios protegidos de Las Rozas de Madrid quedaron inscritos como
figuras de Protección Específica, denominados “yacimientos arqueológicos
documentados”, lo que, entre otras cosas, supone que, previa a cualquier tipo
de actuación urbanística en el entorno de estos yacimientos, se deberá hacer
una intervención arqueológica con los procedimientos y diligencias exigibles
por la legislación sectorial en materia de Patrimonio Histórico. De esta
manera, dejaba de ser posible la destrucción indiscriminada de los fortines y
otras estructuras defensivas, tal y como había sido la tónica habitual durante
décadas.
Como claros ejemplos de esta
nueva situación respecto a la consideración y tratamiento que ha comenzado a
recibir el patrimonio histórico vinculado a la Guerra Civil, tenemos las dos
primeras excavaciones arqueológicas de este tipo de vestigios que se han
realizado en Las Rozas. Estas actuaciones han consistido en la realización de
unos sondeos manuales y mecánicos en unas trincheras documentadas en una
parcela de La Marazuela, y en la excavación de un fortín en una parcela del
Parque Empresarial de Monte Rozas. Pasemos a describir, de manera muy resumida,
en qué han consistido estos trabajos.
ACTUACIÓN EN LA MARAZUELA
En el verano de 2016,
coincidiendo con el 80 aniversario del inicio de la Guerra Civil, volvían a
abrirse trincheras en el municipio de Las Rozas, pero esta vez no con fines
bélicos, sino por motivos históricos y culturales. Esta actuación se dividió en
dos fases. La primera se realizó en agosto de 2016 y consistió en la
realización de una serie de prospecciones y sondeos manuales con el fin de
localizar unas trincheras de las que se tenía constancia por el estudio de la
cartografía y la documentación de época, pero de las que apenas se conservaban
vestigios apreciables en superficie. Los sondeos permitieron definir con
bastante precisión el trazado que seguían las trincheras y la entidad de las
mismas. En superficie, muchos de estos elementos habían sido destruidos
totalmente por las labores agrícolas y las actuaciones urbanísticas
desarrolladas en la zona en los últimos años, sin embargo, los trabajos de
excavación aportaron importante información sobre las características y
tipología de este sistema defensivo.
Realización de sondeos manuales en La Marazuela para la localización y documentación de trincheras (agosto de 2016).
Sondeos mecánicos en La Marazuela (febrero de 2017).
El informe de estas primeras actuaciones
fue remitido a la DGP, que estimó oportuno la realización de nuevos sondeos, esta
vez, con ayuda de maquinaria para agilizar los trabajos e incrementar la información
que pudiera obtenerse. Los sondeos mecánicos se realizaron en febrero de 2017 y
sirvieron para tener una visión más clara del sistema defensivo que existió en
esta zona y sus características. Durante estos trabajos fueron localizados también
diferentes materiales bélicos, principalmente, restos de cartuchería, metralla
y fragmentos de granadas de mortero, una de ellas sin explosionar, por lo que
fue necesario avisar a los artificieros de la Guardia Civil que, una vez
analizado el proyectil, y ante su peligrosidad, decidieron detonarlo en el
mismo lugar en el que había sido localizado.
Hallazgo de una granada de mortero Valero de 50 mm sin explosionar duarnte los sondeos de La Marazuela.
Las conclusiones a las que se
llegó tras los trabajos de campo y el análisis de la documentación consultada
(entre la que se incluía cartografía y fotografías aéreas procedentes de vuelos
de reconocimiento realizados durante la guerra) fueron que las trincheras que
habían existido en la parcela objeto de este estudio databan de finales de 1938
y formaron parte de la primera línea del denominado Subsector nº2, de la 8ª División,
del II Cuerpo de Ejército republicano. Su defensa había correspondido al
Batallón de Ametralladoras nº 8 y al Batallón Disciplinario de Combate del II
C. E, habiendo sido zapadores
pertenecientes a esta gran unidad los principales encargados de su construcción.
Según se desprendió del estudio de la fotografía aérea, estas trincheras
consistían fundamentalmente en ramales de comunicación que conducían hasta las
avanzadillas republicanas que hacían frente a las posiciones franquistas establecidas
en el Cerro de La Paloma y otras alturas colindantes. De las dos trincheras
principales, que atravesaban la actual parcela de norte a sur, salían pequeños
ramales que comunicaban ambas trincheras y enlazaban éstas con las vaguadas de
los arroyos cercanos para aprovechar las depresiones que forman en el terreno a
modo de caminos cubiertos. Además, las trincheras contaban con diferentes
puntos que por su tipología y ubicación parecían corresponder con pozos de
tirador.
En cuanto a sus características, las trincheras respondían a las disposiciones
generales que recogían las normativas de fortificación del momento en el que
habían sido construidas: zanjas excavadas a pico y pala, de aproximadamente
1,80 m de profundidad, 0,90 m de ancho y trazado zigzagueante. Como curiosidad,
se pudo comprobar que el suelo de algunos tramos estaba solado con ladrillos
macizos con el fin de facilitar el tránsito por ellas y, en la medida de lo
posible, evitar los charcos y el barro en el interior de las mismas.
Fotografía en la que puede apreciarse el solado de ladrillos que tenían las trincheras de La Marazuela.
Los resultados y conclusiones de
estos trabajos se entregaron a la DGP a través de la correspondiente Memoria
Final.
ACTUACIÓN EN EL PARQUE
EMPRESARIAL
La segunda y, hasta la fecha, última
excavación arqueológica de restos de la Guerra Civil llevada a cabo en el
municipio de Las Rozas se realizó en el mes de junio de 2017. El lugar fue una parcela
ubicada en el Parque Empresarial de Monte Rozas en el que había sido catalogado
un fortín del que, en superficie, apenas se conservaban algunos grandes
cascotes de lo que había sido su cubierta y escasos restos de muros de
mampostería.
Trabajos arqueológicos en el fortín del Parque Empresarial (junio de 2017).
Sin embargo, la excavación total del mismo permitió descubrir una
gran estructura de planta rectangular y frontal semicircular, con una
profundidad de 1,80 m y muros de 1 m de grosor. El acceso se encontraba situado
en un lateral de la fortificación y contaba con un escalón construido en ladrillo
macizo. En el interior, bajo las dos troneras que se abrían en el muro frontal,
aparecieron dos estructuras, construidas también en ladrillo macizo, que
servían para instalar las ametralladoras. El suelo estaba toscamente
pavimentado con una capa de cemento irregular, y, en él, fueron apareciendo
diferentes objetos, entre los que destacaban varias vainas de Mosin Nagant
(munición de fabricación soviética).
Especialmente curioso resultó encontrar en
un esquinazo de la construcción una lata redonda en cuyo fondo se habían practicado
multitud de pequeños agujeros, lo que, unido a señales que evidenciaban la
realización de fuego, parecía indicar que había sido utilizada para asar
bellotas de las muchas encinas que todavía existen en la zona. También fue
llamativo el hallazgo que se produjo al desenterrar el relleno con el que se
había colmatado el ramal de acceso, ya que aparecieron dos bloques de cemento
solidificados que correspondían al contenido de dos sacos de tela que, al
endurecerse el cemento por efecto de la humedad y desaparecer la tela por el
paso del tiempo, habían actuado como un molde, dando a los bloques de cemento la
forma de los sacos y dejando impresas en ellos las marcas de la tela de
arpillera.
Bloques de cemento con la forma de sacos y la impronta dejada por la tela de arpillera que aparecieron en el relleno del ramal de acceso al fortín del Parque Empresarial.
Pero, más allá de los diferentes
hallazgos, lo más importante de esta actuación fue el haber podido realizar,
por primera vez en Las Rozas, una excavación arqueológica completa de un
fortín. Este fortín, cuyas características básicas señalábamos más arriba,
corresponde a un modelo estandarizado de nido de ametralladoras con el que la
8ª División del ejército republicano fortificó su frente a partir de mediados
de 1938: puestos para arma automática, con muros de mampostería y una cubierta
consistente en una gran losa de hormigón en masa que descansaba sobre un
emparrillado de raíles de ferrocarril. Este modelo es muy abundante
en el municipio de Las Rozas. Todos ellos han perdido total o parcialmente su
cubierta debido a la actividad chatarrera desarrollada durante la posguerra
para la recuperación de los elementos metálicos con los que fueron construidos.
Aspecto que ofrecía el fortín del Parque Empresarial en los primeros compases de la excavación.
Interior del fortín del Parque Empresarial al concluir la excavación
El fortín excavado pertenecía a la denominada Línea de Detención, una segunda
línea defensiva que se extendía desde la orilla derecha del río Manzanares
hasta la orilla izquierda del río Guadarrama y en la que los republicanos
realizaron multitud de obras defensivas con el fin de poder frenar una eventual
ruptura del frente por parte de las tropas franquistas. Aunque actualmente ha
quedado aislado y desvinculado de otros restos debido a la intensa actividad
urbanística y a la construcción de infraestructuras (especialmente la M-50), el
fortín estudiado formaba parte de la misma posición a la que pertenecen las
fortificaciones que se conservan en la Dehesa de Navalcarbón, es decir, a uno
de los ocho Centros de Resistencia que conformaban la Línea de Detención en
este subsector del frente republicano, en concreto al C. R. nº 7, construido por
el Batallón de Zapadores del II Cuerpo y por la I ª Compañía del 55 Batallón de
Obras y Fortificaciones, y cuya defensa correspondía a la 111ª Brigada Mixta.
Ejemplos de fichas de materiales recuperados durante las actuaciones arqueológica.
Las dos actuaciones arqueológicas
que acabamos de ver se enmarcan dentro de proyectos urbanísticos de carácter
privado. Son consecuencia directa de la Ley 3/2013 de Patrimonio Histórico de
la Comunidad de Madrid y de la elaboración del Catálogo de bienes y espacios protegidos
de Las Rozas, que han supuesto un antes y un después respecto al procedimiento
a seguir a la hora de realizar actividades urbanísticas en los lugares en los
que se conserve este tipo de patrimonio histórico, ya que, cualquier actuación
que pueda suponer una alteración de los lugares en los que existen vestigios de
la Guerra Civil tendrá que contar previamente con los pertinentes estudios e
informes arqueológicos e historiográficos que marca la ley, y se deberá garantizar la protección y restauración de los
restos más relevantes.
Se abre así un amplio campo de
investigación y conservación que, poco a poco, irá arrojando más luz sobre la
cruda realidad que supuso la guerra de trincheras que se desarrolló en el
frente madrileño tras las grandes batallas. Una modalidad bélica poco estudiada
hasta la fecha en la que se vieron inmersos miles de combatientes de uno y otro
ejército, y sobre la que los trabajos arqueológicos pueden ir aportando mucha
información.
ACTUACIÓN ARQUEOLÓGICA EN LA
DEHESA DE NAVALCARBÓN
La inclusión del municipio en el
Plan Regional de fortificaciones de la Comunidad de Madrid supone un importante
reconocimiento y apoyo al trabajo e iniciativas que, tal y como hemos repasado
a lo largo de este artículo, llevamos realizando desde hace años diferentes
personas, asociaciones y entidades. El lugar elegido para esta primera
actuación de carácter público en el patrimonio de la Guerra Civil que se
conserva en el municipio será la Dehesa de Navalcarbón, en donde existe un
importante conjunto de fortificaciones integradas en un bello entorno natural,
de agradable paseo y fácil accesibilidad.
Portada del anteproyecto elaborado por la Asociación Histórico-Cultural Cierzo y que ha servido como base para la actuación que se va a realizar en la Dehesa de Navalcarbón.
La actuación se dividirá en dos
fases: una primera consistirá en una completa intervención arqueológica que
supondrá la limpieza y el estudio técnico y documental de todas las
fortificaciones y obras defensivas que se conservan en la dehesa; y una segunda
fase de restauración, conservación y musealización, encaminada a promocionar y
fomentar su vista y conocimiento. Trabajos que se complementarán con la realización
de unas jornadas de puertas abiertas para dar a conocer las excavaciones a
todas las personas interesadas y diferentes actos públicos (conferencia,
exposición…) en los que presentar los resultados finales de esta actuación.
CONCLUSIONES
Sin duda, las numerosas
fortificaciones y demás obras defensivas que hoy en día se conservan integradas en el paisaje constituyen las huellas más evidentes del pasado bélico
vivido en el municipio. Un pasado que debe ser conocido y analizado, sobre el
que se debe reflexionar de manera sosegada, y del que pueden sacarse grandes
enseñanzas para el presente y para el futuro.
Después de 80 años, parece que
estos vestigios históricos comienzan a tener la consideración que merecen. El
interés que despiertan es cada vez mayor, y son muchas las personas que desean
visitarlos y conocer su historia. Un buen ejemplo de todo ello lo representa la
buena respuesta que acostumbran a tener las rutas y visitas guiadas que la
Asociación Histórico-Cultural Cierzo viene realizando desde el año 2012 para
conocer las fortificaciones más importantes y emblemáticas que se conservan en
el municipio, tales como la Dehesa de Navalcarbón, La Marazuela, el Arroyo de la Retorna, el Vértice Cumbre, el Arroyo de La Puentecilla o la Posición Rubio. Algunas
de estas actividades forman ya parte habitual de la programación cultural de
Las Rozas, con un notable éxito de asistencia, y son también varios los centros
educativos del municipio que se han interesado y han participado en las mismas.
Ruta guiada por La Marazuela (Asociación Histórico-Cultural Cierzo, febrero de 2016)
Ruta guiada por La Puentecilla (Asociación Histórico-Cultural Cierzo, abril del 2017)
Charla a los alumnos de primaria sobre las consecuencias que la guerra tuvo para el pueblo de Las Rozas de Madrid (Asociación Histórico-Cultural Cierzo, noviembre del 2016)
Visita guiada de alumnos de secundaria a las fortificaciones de la Dehesa de Navalcarbón (mayo de 2017)
Todo ello confirma el potencial
cultural que tiene Las Rozas de Madrid en todo lo referente a arquitectura
defensiva de la Guerra Civil. Confiamos en que la actuación que se va a llevar
a cabo en la Dehesa de Navalcarbón contribuya a consolidar lo realizado hasta
la fecha y sirva para seguir impulsando nuevos proyectos e iniciativas. Para
ello, creemos que las futuras actuaciones arqueológicas (tanto públicas como
privadas) que se vayan desarrollando en el municipio deben de ir consolidando
un proyecto serio y global que, a través de una buena gestión y planificación,
sirva para el conocimiento, revalorización y protección, tanto de los vestigios
históricos, como de los entornos naturales y urbanos en los que éste se
encuentra integrado, incrementando así la riqueza cultural del municipio y
perseverando en la idea de que el patrimonio histórico constituye un bien colectivo que compartimos
las generaciones presentes con las que nos han precedido y con las que vendrán
después de nosotros, siendo responsabilidad y derecho del conjunto de la sociedad su
protección, mantenimiento y disfrute.
Desde Frente de Batalla
seguiremos trabajando por todo ello.
Fabuloso, Javier. Seguid así. Los roceños, en particular, y los madrileños, en general, os lo agradecerán. Tenéis todo mi apoyo
ResponderEliminarMuchas gracias por tu amable comentario Ricardo. A ver si tienes un hueco y pasas a hacernos una visita a la excavación de Navalcarbón. Seguro que te resulta interesante. Nosotros estaremos encantados de conocer tu opinión y poder intercambiar impresiones contigo. Un abrazo.
EliminarHola. Se que mi abuelo combatió al franquismo en el frente de las rozas y estoy buscando sus restos.
ResponderEliminarExiste algún listado de muertos en combate donde lo pueda localizar? Por favor escriban sus respuestas al correo f.carrascosa@hotmail.com