CERRO DE LA RADIO
El Cerro de la Radio se encuentra
al sur del municipio de Majadahonda, en el inicio de la antigua carretera de
Boadilla del Monte (actual M-516). Hoy en día, el Cerro de la Radio es un
descampado cada vez más cercado por la expansión urbanística y diferentes tipos
de infraestructuras. Un lugar poco cuidado y bastante degradado por los
vertidos de escombros y otros tipos de residuos.
La loma que preside este lugar
(746 m), fue elegida a finales de los años veinte del siglo pasado para instalar
una de las estaciones receptoras de la empresa de comunicación
radiotelegráfica, Radio Argentina S. A. (Radiar), motivo por el cual, el lugar
fue conocido desde entonces con el nombre de Cerro de la Radio.
Pero la historia había comenzado
unos años antes, en concreto el 27 de agosto de 1920, cuando un grupo de
radioaficionados argentinos autodenominado “Sociedad
Radio Argentina”, entre los que se encontraban Miguel Mújica, Enrique
Susini, Luís Romero Carranza y Cesar Guerrico,
realizaron desde el teatro
Coliseo de Buenos Aires la que algunos consideran la primera emisión radial
del mundo. Con un precario y artesanal equipo de válvulas Pathe instalado en la
terraza del teatro, este grupo de radioaficionados fue capaz de emitir en
directo la ópera “Percival” de R.
Wagner, que aquella noche se estaba ofreciendo en el Coliseo bajo la dirección
de Félix Weingartner y con el barítono Aldo Rossi Morelli y la soprano Sara
César en la interpretación.
Dicha emisión, que duro unas tres
horas, solo pudo ser escuchada por un reducido grupo de personas que en
aquellos tiempos tenían aparatos receptores, las antiguas radios de galena, y
por la tripulación de un barco anclado en el puerto brasileño de Santos, que
recibió la emisión en su emisora de radio. A pesar de las pocas personas que
pudieron escuchar la emisión, esta experincia causó una gran impresión,
haciéndose eco de ella la prensa de la época, como sucedió con el diario “La Razón”, que en su edición del 28 de
agosto de 1920 publicaba una crónica firmada por el crítico de música Miguel
Mastrogiani, titulada “Una audición
llovida del cielo. Parsifal a precios popularísimos", en la que podía
leerse:
“… anoche una onda sonora onduló vermicular, de las 21 a las 24, por el
espacio, como cubriendo con su sutil celaje de armonías -las más caprichosas,
ricas, grávidas de nobles emociones-, la ciudad entera.”
Ante el éxito
obtenido, Susini, Romero, Mújica y Guerrico, que empezaron a ser conocidos como “los locos de la terraza”, llegaron a un
acuerdo con la dirección del teatro para seguir emitiendo el resto de la temporada del Coliseo, tras lo cual, el grupo comenzó a realizar producciones propias.
Todas estas experiencias y proyectos dieron lugar a la creación de la primera
emisora del país, que recibió el nombre de “Radio
Argentina”, la cual acabaría convirtiéndose en “Radio Nacional”.
Con el tiempo, "Los locos de la terraza" decidieron ampliar sus actividades al mundo de las telecomunicaciones, y así, el 31 de
agosto de 1927, crearon en Buenos Aires la sociedad anónima “Radio Argentina S. A. (Radiar)”, con la intención de explotar un
circuito radiotelegráfico en Onda Corta entre la capital argentina y Madrid. Los
derechos de dicha explotación habían sido concedidos por el Estado Español
mediante Real Decreto-Ley número 604, con fecha de 30 de marzo de 1927. Dicha
concesión se otorgaba por un plazo de veinticinco años, estableciéndose en su
artículo único, condición 16, que a la terminación de la misma, “todas las instalaciones en España de la
dicha Sociedad concesionaria, pasarán
a ser propiedad del Estado, sin indemnización alguna.”
La nueva
sociedad pronto comenzó a desarrollar su actividad en España, instalando sus
oficinas centrales, el despacho público de aceptación y reparto de telegramas y
la sala de tráfico en el piso entresuelo del Edificio Adriática, en la Gran Vía
madrileña, esquina a la plaza de Callao. La Estación Transmisora se ubicó en la
carretera de Valencia, en el Alto del Arenal, entre el Puente de Vallecas y el
pueblo de Vallecas, y la Estación Receptora, como indicábamos al inicio de esta
entrada, en la localidad de Majadahonda, junto a la carretera de Bodilla del
Monte.
Para instalar
su Estación Receptora, la compañía argentina compró un total de tres fincas en
la zona denominada La Mina, del municipio majariego. De esta manera se hizo con una parcela de 36.792 m2.
Según documentación existente en el Registro de la Propiedad de Majadahonda,
las fincas compradas a nombre de Radiar, S. A. fueron:
Finca nº 2.836, de 10.832 m2, al sitio
denominado del Cristo. Adquirida mediante escritura de compraventa de 15 de
mayo de 1929.
Finca nº 3.047, de 9.104 m2, al sitio Camino
del Cristo o Corralero. Adquirida mediante escritura de compraventa de 6 de
julio de 1928.
Finca nº 3.052, de 5.134 m2, al sitio de la
Ermita del Cristo. Adquirida mediante escritura de compraventa de 14 de
diciembre de 1928.
En dicho lugar
se construyó el edificio de la Estación Receptora y se instaló la primera antena, fabricada
con armazón de madera.
Desde su
puesta en marcha, la nueva empresa de comunicación radiotelegráfica tuvo un
enorme éxito y aceptación, puesto que abarató sensiblemente los costes y redujo la dependencia que imponían otras grandes empresas europeas de telecomunicaciones. Un éxito que se truncaría en julio de 1936, cuando toda
España se vea convulsionada por la tragedia que va a suponer el estallido de la
guerra civil.
No es la
primera vez que en este blog hemos hecho referencia a esta zona de Majadahonda,
ya que, el Cerro de la Radio es el lugar en el que se encuentra el monumento
dedicado a los voluntarios rumanos Mota y Marin, que murieron combatiendo en
las filas de Franco en enero de 1937, durante las últimas jornadas de la batalla de
La Carretera de La Coruña. Los interesados, pueden consultar “VOLUNTARIOS RUMANOS”, publicado en este blog en julio de 2009.
Como es fácil
de suponer, durante los combates del invierno 1936/39, las alturas del Cerro de
la Radio se convirtieron en un punto de importancia estratégica. Primero, para
las fuerzas republicanas, que utilizaron la ventaja que proporcionaba esta y
otras alturas similares para intentar frenar el arrollador avance iniciado el 3
de enero por las columnas franquistas sobre el sector de Majadahonda. Y, una
vez ocupada ésta, esas mismas posiciones fueron aprovechadas por estos últimos
para resistir la contraofensiva que los republicanos iniciaron el 11 de enero
de 1937. Estos combates han sido largamente tratados en diferentes apartados
de este blog, por lo que no me detendré ahora en ellos.
Finalizada la
batalla de la Carretera de La Coruña, el Cerro de la Radio quedó dentro de las
líneas franquistas, convirtiéndose en posición de segunda línea y empleándose, entre otros usos, como observatorio. En la documentación militar de época,
las posiciones del Cerro de la Radio constituían los Islotes de Resistencia del 107 al 113, integrados en el “Centro de Resistencia e” de la segunda línea de la 20
División del Ejército Nacional. Aunque estas posiciones no volvieron a verse directamente
afectadas por operaciones militares o acciones de combate, si continuaron siendo
hostigadas de manera cotidiana por la artillería republicana hasta el final
de la contienda.
Evidentemente, los efectos de la
guerra afectaron a las instalaciones de Radio Argentina en Majadahonda, pero tras la
contienda, éstas fueron reconstruidas y volvieron a ponerse en funcionamiento.
Según recoge Vicente Miralles Roma en su trabajo “El servicio de telegrafía en España”, en los mismos emplazamientos
utilizados por Radiar S. A.:
“… se instalaron en 1957 los más modernos equipos de Bandas Laterales
Independientes de la época con objeto de proporcionar las comunicaciones de las
Bases Americanas en España con su Cuartel General en Huston.
En 1970 todas esas instalaciones pasaron a Telefónica que las fusionó
con las que ya poseía y los servicios de radiotelegrafía pasaron a Telégrafos,
que recuperó todo el tráfico telegráfico internacional, incluido el de
concesiones de antiguos cables submarinos cuya explotación había dejado de
tener ya interés por disponer de líneas terrestres de gran capacidad.”
Poco a poco, las nuevas
tecnologías fueron restando importancia a las instalaciones del Cerro de la
Radio, hasta quedar éstas totalmente obsoletas. Comenzó así un progresivo
proceso de abandono y deterioro, hasta llegar al lamentable y ruinoso aspecto
que ofrecen hoy en día. Quien se acerque a este lugar se encontrará con lo que queda
del edificio que en su día albergó la Estación Receptora de Radio Argentina S. A. (Radiar). Paseando
por los alrededores de las ruinas podrá toparse también con los anclajes de la
gran antena que antaño coronaba el cerro, una antena que primero fue de greca
con armazón de madera, y que posteriormente se sustituyó por una de las
primeras antenas rómbicas de metal. En su lugar, hay instalada hoy una moderna
antena de telecomunicaciones, lo que demostraría las buenas condiciones que el
Cerro de la Radio tiene para este fin.
Como ya hemos señalado, junto a
los vestigios de las instalaciones de Radio Argentina, se encuentra el
monumento levantado en memoria de los
voluntarios rumanos. De los atrincheramientos que durante la guerra
existieron en este lugar no queda absolutamente nada, pero todavía es posible
apreciar la importancia que el cerro pudo tener como observatorio militar durante la guerra civil.
A veces, al andar por aquí y por
allá, aparece algún oxidado fragmento de metralla. Lo demás: basuras,
escombros, vidrios rotos y desperdicios de todo tipo.
El inexorable paso del tiempo que
termina convirtiéndolo todo en vacío, silencio y ruina.
JAVIER M. CALVO MARTÍNEZ
Este artículo no hubiera sido
posible sin las valiosas aportaciones documentales de Guillermo Poza Madera,
incansable rastreador del pasado de Majadahonda y otros municipios del noroeste
madrileño, cuyas andanzas pueden seguirse en el Foro de Gefrema. Muchas gracias
Guilpo.
Fotografía 1) Vista general del
Cerro de la Radio, con el monumento a los voluntarios rumanos al fondo (JMCM)
Fotografía 2) Edificio que albergó la Estación Receptora de Radio Argentina S. A. Radiar (JMCM)
Fotografía 3) Diario La Voz, 25-11-1929.
Fotografía 4) Interior de las instalaciones de Radio Argentina en Majadahonda en su época de funcionamiento.
Fotografía 5) Croquis de la 20 División Nacional con las posiciones del Cerro de la Radio, 1939 (AGMA).
Fotografía 2) Edificio que albergó la Estación Receptora de Radio Argentina S. A. Radiar (JMCM)
Fotografía 3) Diario La Voz, 25-11-1929.
Fotografía 4) Interior de las instalaciones de Radio Argentina en Majadahonda en su época de funcionamiento.
Fotografía 5) Croquis de la 20 División Nacional con las posiciones del Cerro de la Radio, 1939 (AGMA).
MUY INTERESANTE ARTÍCULO Y MUY OBJETIVO. ASI SE HACE LA MEMORIA HISTORICA DE VERDAD
ResponderEliminarAunque una objetividad absoluta es imposible, siempre intento tenerla como referencia a la hora de escribir los diferentes apartados de este blog y, a falta de poder ser completamente objetivo, procuro ser imparcial, lo cual, no quiere decir ser neutral respecto a los temas que se tratan. Personalmente, tengo mis propias opiniones, puntos de vista, y valoraciones, pero procuro que éstas no condicionen las de los posibles lectores o lectoras.
EliminarPor otra parte, y al hilo de su comentario, he de decir que, conceptos como Memoria, Histórica y Verdad, unidos en una misma frase, me resultan, cuando menos, contradictorios. Pocas cosas son más subjetivas que la memoria, más inciertas que la Historia y más cuestionables que las pretendidas verdades. Todo esto, me sugiere algunas reflexiones, que aprovecho para compartir con los lectores y lectoras de este blog.
El término “Memoria Histórica” aplicado a la guerra civil, no es nuevo, ni inventado por tal o cual gobierno. De hecho, viene utilizándose desde el final de la contienda, variando su significado en función de quién o quienes lo empleasen, un empleo que, a su vez, ha tenido muy diferentes intencionalidades dependiendo de los intereses de cada momento
Hay que tener cuidado a la hora de utilizar el lenguaje, porque las palabras, seamos consciente de ello o no, no son neutras, y están repletas de significado y de significante, de intencionalidad y de una considerable carga moral e ideológica.
Yo no se como “se hace la Memoria Histórica de verdad”, de hecho, ni siquiera creo que exista una memoria histórica de verdad, es decir, una única Memoria Histórica, una Verdad Histórica única e incuestionable.
Es innegable que buena parte de la problemática que existe detrás de lo que venimos denominado Memoria Histórica, se encuentra en posicionamientos políticos e ideológicos. Pero también creo que, en gran medida, el problema se agrava por la facilidad con la que suelen confundirse hechos históricos, con interpretaciones históricas. Con frecuencia, hechos e interpretaciones se confunden y entienden como sinónimos, pero no los son. Una cosa son los hechos, y otra muy diferente la interpretación o interpretaciones que se hacen de esos hechos.
No quiero alargarme demasiado aquí con cavilaciones sobre las posibilidades de la Historia como ciencia social y sobre las dificultades de ésta para poder estudiar y entender el pasado, pero si me gustaría llamar la atención sobre lo fácil que es caer en reduccionismos y simplificaciones que terminan dando resultados pobres y limitados, poco o nada útiles para ayudar a solucionar los problemas a los que se enfrentan las diferentes sociedades en cada momento.
La Historia puede ser entendida e interpretada de múltiples formas y utilizada con fines y objetivos muy diferentes. En esto, como en las posibles consecuencias que ello pueda tener para la sociedad, cada uno de nosotros deberíamos de adoptar una postura personal, responsable, crítica y reflexiva, algo que requiere cierto esfuerzo, compromiso y actitud. Por eso, algunas cosas resultan tan difíciles y problemáticas.
Bueno, no quiero aburrirles más.
Muchas gracias y un saludo.
A mis 91 años todavía recuerdo como a los 4 anos iba con mi padre que trabajaba en vía Radiar a la casa de la Radio y luego con 28 como Ingeniero de vía Radiar, Entel y Telefónica la casa de la Radio era la estación Receptora que dependía de mi.
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