Durante la última quincena de octubre
de 2019, tuvimos la oportunidad de volver al municipio madrileño de Los Molinos
y continuar con las actuaciones que se están desarrollando para la
recuperación, acondicionamiento y musealización de alguno de los muchos
vestigios de la Guerra Civil que se
conservan en la zona.
Estos trabajos se enmarcan dentro
del Plan Regional de Fortificaciones que, desde el 2016, viene desarrollando la
Dirección General de Patrimonio Cultural en diferentes puntos de la región.
En noviembre de 2018 estuvimos participando ya
en la limpieza y documentación arqueológica de cuatro nidos de ametralladoras
en Los Molinos (ver la entrada “EL PLAN REGIONAL DE FORTIFICACIONES EN EL MUNICIPIO DE LOS MOLINOS”). En esta ocasión hemos regresado para excavar parte
de la trinchera que da acceso a uno de estos nidos, en concreto, el situado en el
atractivo paraje natural que recibe el nombre de Los Guijos (Nido Los Veneros, CM/0087/023).
Esta actuación se ha realizado
bajo la dirección del arqueólogo Luis Fernando Abril Urmente, con la
participación de José Manuel Vallejo
Jorge (arqueólogo) y Javier M. Calvo Martínez (historiador).
La trinchera que da acceso al
nido de ametralladoras ha sido desbrozada, desescombrada y excavada siguiendo
la metodología arqueológica, lo que ha permitido desenterrar varios metros de
la zanja que los zapadores del I Cuerpo de Ejército y el Batallón de Obras y
Fortificaciones nº 2 abrieron en la propia roca natural hace ahora ochenta
años.
La trinchera de acceso antes de su excavación
La trinchera tras el desbroce y con un primer tramo excavado
La trinchera de acceso tras su excavación
La trinchera tiene el
característico trazado en zigzag y, como peculiaridad, cuenta con unos
escalones que fueron labrados en la roca para salvar cómodamente el desnivel
que da acceso al nido de ametralladoras, cuyas paredes junto a la entrada están revestidas de mampostería.
Escalones labrados en la roca natural que dan acceso al nido de ametralladoras
Desenterrar esta trinchera ha
sido un trabajo duro porque se encontraba totalmente colmatada de rocas,
cascajo de piedra y muchos metros cúbicos de tierra, pero, sin duda, la labor
que realizaron durante la guerra las unidades de fortificación en su construcción
fue mucho más penosa, ya que, no solo tuvieron que cavar, sobre todo, hubieron
de picar y tallar la trinchera en la dura roca natural que conforma el subsuelo
y aflora en la superficie.
Grandes cantidades de tierra removida a base de pico y pala, y roca granítica, de gran dureza y tamaño, cuya resistencia fue vencida usando las herramientas propias de la cantería tradicional: mazos, macetas, cinceles, cuñas, puntales, gradinas o bujardas, todo ello realizado de forma manual y en el duro contexto que suponía el frente de guerra serrano en la etapa final de la contienda.
Un ejemplo del duro trabajo que debieron realizar las unidades de fortificación lo encontramos en la gran losa rocosa que tuvieron que romper para permitir el acceso al nido de ametralladoras, cuyos grandes fragmentos descansan sobre los parapetos de la trinchera, tal y como puede apreciarse en esta fotografía.
Grandes cantidades de tierra removida a base de pico y pala, y roca granítica, de gran dureza y tamaño, cuya resistencia fue vencida usando las herramientas propias de la cantería tradicional: mazos, macetas, cinceles, cuñas, puntales, gradinas o bujardas, todo ello realizado de forma manual y en el duro contexto que suponía el frente de guerra serrano en la etapa final de la contienda.
Diferentes momentos de la excavación arqueológica
Son incalculables los metros
lineales de trinchera que, entre mediados de 1938 y principios de 1939, fueron
abiertos en el espacio comprendido entre la vertiente sur de La Peñota y la
población de Guadarrama para la construcción de esta segunda línea defensiva, en el Sector de la 2ª División (I CE) del Ejército Popular de la República,
todo ello, dentro del denominado “Plan de Trabajos 2-A”. Los tramos que
últimamente han sido recuperados en Los Molinos, junto a los nidos de
ametralladoras en los que se ha actuado arqueológicamente, son una pequeñísima
parte de todo aquello, pero constituyen un buen ejemplo para conocer y
comprender, sobre el terreno, el enorme esfuerzo humano que la guerra exigió a
las unidades de fortificación.
Junto a los trabajos
arqueológicos, y su correspondiente documentación historiográfica, la Dirección
General de Patrimonio está complementado estas actuaciones acondicionando los
nidos de ametralladora y las trincheras en las que se ha intervenido, e
instalando una serie de paneles explicativos que ayudan a comprender e interpretar
adecuadamente estos vestigios históricos.
Nido de Los Veneros (CM/0087/023) limpio de pintadas y con su señalética instalada
Señalética junto al nido ubicado en el paraje denominado Los Huertos (CM/0087/028)
Por nuestra parte, nos sentimos
muy satisfechos y afortunados de poder participar en esta y otras actuaciones
del Plan Regional de Fortificaciones de la Guerra Civil (1936-1939) de la
Comunidad de Madrid.